do, que incluía el registro de las operaciones y requería el co-
Prólogo
nocimiento del estilo de la administración a la hora de rendir
cuentas.
El mando supremo de la fuerzas cristianas correspondió a don
Juan de Austria y su lugartenencia en la armada real a Luis de
Requesens, que tenía la experiencia adquirida al frente de las
Del mismo modo que el experimento remata la investigación
galeras de la Orden de Santiago. Hasta aquí nada hacía sospe-
científica, la biografía es el medio de comprobar el valor de la
char el papel de Zavala en la batalla de Lepanto. Después de la
imagen de una sociedad, tal como la describen las normas. La
victoria, don Juan dio a su tenedor de libros un certificado de
pequeña historia y de modo especial la biografía confirman o
su actuación en el combate para que lo hiciese valer en el mo-
en su caso contradicen la impresión general. La imagen de
mento de solicitar empleo o gracia del rey. El certificado des-
una sociedad cerrada basada en el privilegio es válida para el
cribe las destacadas acciones de nuestro personaje sin explicar
conjunto del Antiguo Régimen, en tanto la carrera de algunos
qué circunstancias llevaron a Requesens a poner a Zavala al
hidalgos sin fortuna, prueba la existencia de una posibilidad
mando de la galera Granada, patrona de las del comendador
de promoción que si no era general, alcanzaba a los individuos
mayor de Castilla. Sorprendentemente no se ofrece ninguna
dispuestos a aprender y a trabajar. La hidalguía y las relaciones
explicación de cómo un hombre de pluma se puso al Mando
familiares o simplemente el hecho de tener la misma naturale-
de una de las mayores galeras en una posición llamada a en-
za, eran condiciones inexcusables para la promoción, pero se
contrarse en el centro del combate. Desde la Antigüedad, las
necesitaba capacidad y dedicación para prosperar sea en el ser-
batallas navales en el Mediterráneo eran un combate de infan-
vicio de las armas o en las oficinas de la Corte. El curriculum
tería sobre las cubiertas de las galeras, un choque que una vez
habitual de los que se promocionaron en el Antiguo Régimen,
entablado no requería más destreza que el manejo de la espa-
comienza en la escuela. El que destacaba proseguía sus estu-
da. Juan de Austria destacó como merecía la acción de Zavala,
dios gracias a que un pariente, con frecuencia un clérigo, se
mencionó las heridas que recibió, algo en lo que podía haber
hacía cargo de él y más tarde alguno de los naturales del lugar
exageración, pero la captura de tres galeras, 21 piezas de arti-
de su nacimiento solía colocarlo en alguna oficina. A partir de
llería y 197 prisioneros, además de la liberación de 227 cristia-
aquí la capacidad era determinante.
nos eran sucesos verificables, dado que las presas eran tasadas
y vendidas para premiar con dinero a la tripulación y al capi-
Domingo de Zavala es un caso entre muchos que ilustran el
tán de acuerdo con reglas que determinaban la parte de cada
cursus honorum de los que no iban a la Universidad. En su
uno.
vida hay dos hombres distintos: el primero, a pesar de las lagu-
nas sobre su educación, estaba preparado para el uso de las
Tras una jornada de gloria, abandonó las armas y dejó su em-
armas y el mando de los hombres, a juzgar por su participa-
pleo anterior para servir a Requesens hasta su muerte, en unos
ción en la batalla de Lepanto, una batalla que espantó a las
años y lugares que eran fundamentales para la política inter-
gentes de su tiempo y que conserva su lugar en la historia. El
nacional. El gobierno de Milan era un premio a los servicios
segundo fue un administrador que trabajó para la Corona y
de Requesens y la ocasión de probar su capacidad. La plaza
estuvo al servicio de una familia distinguida de señores juris-
fuerte era la piedra angular de la hegemonía española en Euro-
diccionales y gran patrimonio. La guerra y la hacienda, los
pa. La riqueza del ducado hacía de él una fuente de ingresos,
medios de acción del poder, fueron el terreno de una acción
en tanto su situación a mitad de camino entre la Corte y los
destacada como soldado, gobernador de un importante seño-
Países Bajos lo había convertido en el centro logístico del apa-
río y como servidor de la Corona en posiciones destacadas de
rato militar de la Monarquía, la base remota de la acción mili-
la administración fiscal. La silueta del personaje, esbozada en
tar en los Países Bajos. Cuando la política del duque de Alba
unas líneas, adquiere vida y color en el notable estudio de Ar-
dejó de ser eficaz, el gobernador pidió su relevo y Felipe II
turo Cajal, que introduzco con estas páginas, y en la tenacidad
tuvo que cambiar su línea de acción, para calmar los ánimos
de Luis María Zavala para recuperar y catalogar el archivo fa-
hasta definir una nueva política, que exigía acumular recursos
miliar para ofrecerlo a los estudiosos.
y elegir al hombre adecuado. Para cubrir el intervalo, el más
próximo de los hombres de confianza era Requesens, que fue
Fuera de su familia, poco es lo que sabemos de la primera
enviado en 1573 a los Países Bajos sin los medios económicos
parte de la vida de Domingo de Zavala, pero los hechos pos-
y militares necesarios para controlar la transición. Zavala se
teriores permiten imaginar con fundamento algo de lo que le
encontró en el ojo del huracán, como Secretario de Estado y
sucedió en estos años. Es sabido que las villas guipuzcoanas
Guerra. La importancia económica y política de los Países Bajos
mantenían escuelas en castellano para que los que por falta de
en el conjunto de la Monarquía se aprecia en la densidad de
medios hubiesen de abandonar la Provincia encontrasen la
las instituciones. El gobernador era el único de los virreyes
posibilidad de hacer una carrera en la administracion. La Cor-
que disponía como el rey de un Consejo privado, otro de Es-
te, Sevilla y América eran el destino habitual de los jóvenes
tado y un tercero de Hacienda, organizados sobre el modelo
dispuestos a crearse una posición. De la calidad de la enseñan-
de los de Castilla y cuya composición había sido renovada por
za da cuenta el gran número de escribanos y secretarios vascos
el de Alba. Requesens se encontró ante la tarea de recuperar la
en las oficinas públicas en la Corte, en las administraciones
confianza de los nobles y Zavala la de encontrar dinero para
públicas y privadas. Cuando Domingo de Zavala abandonó
pagar a los tercios. No llegó a tiempo de evitar el motín de
Villafranca de Ordizia a los doce años no hacía sino lo que
Amberes (mayo1574) y no permaneció en el cargo lo suficien-
otros de su edad habían hecho y harían en el futuro. No tene-
te para conseguir ningún crecimiento significativo de los re-
mos noticias de su vida de los 12 a los 35 años, aunque es
cursos y de los tercios, en tanto el rey necesitaba más tiempo
obvio que perfeccionó su formación y cabe suponer que tenía
para definir su política y encontrar los medios. En medio de
algún empleo en la administración de la Hacienda, cuando en
las reivindicaciones de los naturales, sin una línea precisa de
1571 se incorporó como tenedor de libros al séquito de Luis
gobierno, la experiencia del gobierno no podía dejar de ser
de Requesens, al comenzar los preparativos para la gran expe-
angustiosa para Requesens que emprendió una escalada de
dición naval contra el turco. Se trataba de un oficio cualifica-
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