I.I -- Los preparativos
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miento, de manera que a la salida de la Ciudad Condal
estuvieran alistadas en un estado adecuado para el com-
(idem); y 3 de la Orden de Malta. Total: 205 ó
bate. En virtud de esta vital responsabilidad logística, y
207 galeras, y 6 galeazas.
de la discreta tutela que Felipe II le tenía encargado ejer-
Como unidades no combatientes, figuraban 24
cer sobre las decisiones de su joven e impetuoso herma-
naves de transporte y 50 unidades ligeras de ex-
nastro Juan de Austria, se ha rescatado modernamente
ploración y enlace (fragatas y bergantines) apor-
la figura de Luis de Requesens como una de las dos «emi-
tadas por el Rey Felipe II; 6 fragatas pontificias; y
nencias grises» del éxito de la campaña naval de Lepan-
2 naves y 20 fragatas venecianas.
to. Era un hombre sumamente discreto e indiferente al
protagonismo, a diferencia de otros personajes de la ex-
pedición que sí se preocuparon de airear públicamente
sus méritos.
Zavala, Luis de Requesens
La otra eminencia sería Don García de Toledo, el ante-
cesor de Juan de Austria en la «Capitanía General de la
y Juan de Austria
Mar» (1564-1568) y antiguo Virrey de Sicilia, una figu-
Domingo de Zavala (Villafranca de Ordizia noviembre
ra poco señalada al no participar en las operaciones, pero
1535; 35 años de edad en la jornada de Lepanto) era
cuyos acertados consejos previos se consideran decisivos
secretario particular de Don Luis de Requesens desde
en la obtención de la victoria.
1568,1 y cabe pensar que había acompañado a su señor
Una vez precisado, en fin, el lugar que jugaba esta nota-
en las campañas navales que este efectuó desde el mis-
ble personalidad catalana en la Armada, entenderemos
mo año como «Lugarteniente general de la Mar» ­2º
mejor el papel desempeñado por nuestro Domingo de
jefe, ya lo hemos avanzado, de las escuadras de Felipe II
Zavala en Lepanto: no sólo en el momento de la batalla,
en el Mediterráneo­, bajo el mando del «Capitán Ge-
sino ya antes, en la fase de organización logística que
neral de la Mar» Don Juan de Austria, incluyendo la
tuvo lugar en Barcelona, como uno de los colaborado-
guerra de las Alpujarras contra la sublevación de los
res administrativos del Comendador Mayor en tareas
moriscos (1569-70).
de contabilidad.
Como sabemos, Don Luis de Requesens (Barcelona
Muy probablemente Zavala estuvo alojado cerca de su
25-8-1528, 43 años) continuó en este cargo durante la
señor en el enorme palacio Requesens, el mayor edificio
campaña de Lepanto, ejerciendo de principal asesor es-
de la Barcelona de la época ­paradójicamente conocido
pañol (a unir a los papales y venecianos) de Don Juan
como «Palau Menor» por haber sido anteriormente el
de Austria, Capitán General de toda la Armada coaliga-
«Palau Reial Menor», segundo palacio Real de Barcelo-
da.
na en categoría (que no en extensión) hasta su donación
Don Juan de Austria (Ratisbona 24-2-1547, 24 años
por los Reyes de Aragón a la familia Requesens­, que
en la jornada de Lepanto), había reunido por tanto, a su
ocupaba una vasta área del hoy conocido como «barrio
empleo hispano de Capitán General de la Mar, el de
gótico», y del cual no subsiste hoy más testimonio que
Capitán General de la Armada de la Santa Liga, forma-
la capilla.
da por Felipe II, el Papa Pío V y Venecia, contando para
el primero de estos cargos ­jefe de las fuerzas navales
hispánicas2 en el Mediterráneo­ con Requesens como
Orígenes de la Santa Liga
su Lugarteniente. En cambio, en cuanto jefe del con-
junto de la Armada aliada, su Lugarteniente era el gene-
Pero hemos de remontarnos un momento en el tiempo,
ral de la escuadra pontificia, Marco Antonio Colonna
para conocer la cadena de acontecimientos que llevó a
­«Lugarteniente general de la Santa Liga»­.
la formación de la «Santa Liga» y al monumental cho-
que de Lepanto.
Inicialmente fue intención de Felipe II que Requesens
fuera también el Lugarteniente de la Armada aliada, pero
Es sabido que el poderío naval del Imperio turco, y de
el Papa y Venecia, para evitar un absoluto protagonis-
sus vasallos los corsarios berberiscos del Norte de Áfri-
mo español en el alto mando, consiguieron que se enco-
ca, suponía un peligro constante para el comercio marí-
mendara su 2ª jefatura a Colonna, como candidato de
timo cristiano, para las posesiones avanzadas españolas
consenso para este puesto. Luis de Requesens, por tan-
o venecianas (las plazas norteafricanas, Chipre, Creta,
to, era el 2º jefe del contingente naval que la Monar-
el Adriático, etc), y para las mismas costas españolas e
quía hispánica aportaba a la Santa Liga: las escuadras
italianas, sometidas a periódicas razzias en busca de bo-
súbditas de Felipe II (España, Nápoles, Sicilia) o a suel-
tín y cautivos.
do de España (la genovesa de Doria).
La sublevación morisca de las Alpujarras (1569-1570),
Requesens, por cierto, había sido encargado también por
que presentaba conexiones muy visibles por vía maríti-
el Rey de la oscura ­pero decisiva­ tarea de la prepara-
ma con el Norte de Africa, fue en la Corte de Madrid
ción logística de las escuadras hispanas concentradas en
un aldabonazo de alerta sobre la cercanía de una ame-
Barcelona, supervisando su puesta a punta y pertrecha-
naza incluso doméstica, interior.
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