I.I -- Los preparativos
victoria de Lepanto, y sería una de las causas de la rápi-
Austria su próximo nombramiento como Capitán Ge-
da disolución de la Liga en 1573, cuando Venecia pre-
neral de la misma.
fiera atender exclusivamente sus propios intereses y lle-
El 6 de junio llegaron a Madrid las notificaciones ofi-
gar a una paz separada con el Imperio turco.
ciales de lo firmado el 20 de mayo en Roma, y el mismo
Los gastos de la Liga serían asumidos en tres sextas par-
día salió Don Juan de la Corte camino de Barcelona,
tes por Felipe II, en dos por Venecia y en una por el
para reunirse con Luis de Requesens e incorporarse a la
Pontífice.
flota hispana, que iba a terminar de concentrarse en la
Ciudad Condal. Estando en Calatayud, recibió nuevas
La designación del Capitán General y del Lugartenien-
comunicaciones del Papa, del «Lugarteniente general de
te general de la Armada fue especialmente reñida, hasta
la Armada de la Santa Liga» el pontificio Marco Anto-
llegarse finalmente al acuerdo ya mencionado: desecha-
nio Colonna, y del Virrey de Nápoles Granvela, felici-
do por españoles y venecianos el candidato papal ­Mar-
tándole por su nombramiento.
co Antonio Colonna­, sería Capitán General el herma-
nastro del Rey Felipe II, Juan de Austria (decisión to-
Por fin, el día 16 del mismo mes, a las cinco de la tarde,
mada en el mismo julio de 1570), acompañado del pon-
hacía su entrada en Barcelona, siendo recibido por el
tificio Colonna como su «Lugarteniente general».
Virrey de Cataluña, Fernando de Toledo, y el Comen-
dador Mayor de Castilla y «Lugarteniente general de la
Ya hemos apuntado, que Venecia y el Papa no transigie-
Mar», Luis de Requesens, acompañados de los magis-
ron con la pretensión de Felipe II de que este cargo re-
trados de la ciudad y un inmenso gentío, en medio de
cayera en el 2º jefe de las escuadras hispanas, Luis de
grandes demostraciones de júbilo y salvas de artillería
Requesens, accediendo por fin el Monarca español a la
en mar y tierra.
exigencia veneciano-papal en decisión llegada a Roma a
inicios de marzo de 1571.3 La cuestión del Lugarteniente
La primera decisión de Don Juan, reunido en consejo
general fue, por tanto, el último escollo que hubo que
con Requesens, con el Virrey, y con su secretario Juan
vencerse para llegarse por fin al acuerdo, que el 7 de
de Soto que le acompañaba desde Madrid, fue enviar
marzo se daba por concluido.
aviso urgente a la escuadra de galeras de Nápoles (Álva-
ro de Bazán), que se hallaba en Cartagena, y a la escua-
Sin embargo, un intento secreto, fallido, por parte de
dra «de España», a la sazón en Mallorca, para dirigirse
Venecia de llegar a alguna clase de acuerdo con los tur-
de inmediato a Barcelona. Los aprestos preliminares de
cos a espaldas de España, retrasó todavía la firma de la
la flota y de la infantería del «Rey Católico» se realiza-
Santa Liga hasta mayo de 1571.
ron por tanto en Cartagena, en Mallorca y en Barcelo-
Por fin, el día 20 el Papa Pío V, el cardenal Pacheco y
na, donde se concentró la penúltima etapa de la tras-
Juan de Zúñiga como delegados de Felipe II (ausente
cendental fase logística. Una parte de los efectivos, efec-
Granvela, enviado a Nápoles como nuevo Virrey), y los
tuó su preparación en la fiel aliada Génova, y allí per-
embajadores venecianos, acompañados por los represen-
maneció a la espera de reunirse con la fuerza procedente
tantes de la Orden de Malta y de varios microestados
de Barcelona. Fueron Nápoles y el puerto siciliano de
italianos aliados de España (Génova, Saboya, Parma, Tos-
Messina, territorios súbditos de Felipe II, las últimas bases
cana) y del Papa (Urbino), juraban y firmaban la Liga,
de aprovisionamiento.
que fue promulgada por el Pontífice el día 25 tras una
Por instrucción fechada en Madrid el 26 de junio y lle-
misa solemne en la iglesia de San Pedro.4
gada a Barcelona en la primera semana de julio, el Rey
Se establecía que esta Liga, dirigida tanto contra los tur-
designaba los integrantes del consejo asesor español de
cos como contra los moros del Norte de Africa, había
Don Juan, y creó, además, un consejo particular, más
de ser perpetua, y no se admitía que ninguno de los
restringido, formado por Luis de Requesens (en cuanto
firmantes pudiera hacer tregua ni paz unilateral sin con-
«Lugarteniente general de la Mar»), el genovés Juan An-
sentimiento de las demás partes (una voluntarista previ-
drea Doria (general de su propia escuadra particular, a
sión que no tardaría en evaporarse con la defección ve-
sueldo de Felipe II), Álvaro de Bazán (general de la es-
neciana dos años después).
cuadra de Nápoles) y Juan de Cardona (general de la
escuadra de Sicilia), disponiendo que Don Juan debía
guiarse por el consejo de estas cuatro personas, y que no
Los mandos españoles de la Armada
debía presentar batalla sin el consenso unánime de los
tres primeros. Además, el Rey establecía que el Capitán
Las resoluciones de la Armada, se tomarían por mayoría
General no podía expedir ni firmar disposición ningu-
de dos votos en el consejo que debían formar el Capitán
na, ni siquiera su correspondencia particular, sin la pre-
General Juan de Austria, su Lugarteniente el general de la
via revisión y aquiescencia de Requesens.6
escuadra pontificia Marco Antonio Colonna, y el general
de la escuadra veneciana, los tres con igualdad de voto,
El cauteloso Felipe II situaba así a su ardoroso y joven
correspondiendo su ejecución al Capitán General.5
hermanastro bajo una estrecha fiscalización, que no fue
del agrado de este último, tanto más al darse lógico co-
Ya con anterioridad, el día 14 de mayo, había llegado a
nocimiento de esta instrucción a todos los miembros
Madrid el enviado papal encargado de anunciar a Felipe
del consejo español. Don Juan, molesto, escribió el 12
II la inminente constitución de la Liga Santa y a Juan de
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