I -- Héroe en Lepanto
desguarnecida, «tierra de nadie» entre venecianos y tur-
antes, el 27-9-1538, del revés de una armada
cos, era un lugar ideal de refugio, donde la flota podía
hispano-papal-veneciana al mando de Andrea Doria
aprovisionarse de agua).
­tío y antecesor de Juan Andrea Doria­ frente al célebre
Barbarroja (combate de Preveza).
Los generales se reunieron nuevamente en consejo. Se
Es un detalle curioso que las tres batallas navales más
barajó la posibilidad de permanecer en Gomeniza espe-
trascendentales de la historia del Mediterráneo, Salami-
rando a las naves de suministro, y presentar allí comba-
na (el triunfo griego del 480 a.C. sobre los persas), Ac-
te al enemigo, propuesta por parte española, pero los
tium y Lepanto, tuvieran lugar apoyadas en sendos gol-
venecianos ­molestos con ella, que entendían era un pre-
fos de las recortadas costas del sur de Grecia.
texto para rehuir la batalla­ urgieron a partir, con los
argumentos de que no había que dar a los turcos la opor-
La Armada aliada entró el día 5 en el canal que separa
tunidad de escapar, y del mal tiempo otoñal que se acer-
las islas de Cefalonia e Itaca ­otro lugar de célebres re-
caba; y al final la decisión fue salir hacia Lepanto.22
sonancias clásicas­, anclando en Samos (Cefalonia).
Nuevos datos, obtenidos del interrogatorio de embar-
Estando en Gomeniza, diversos incidentes entre mari-
caciones civiles, parecían confirmar una (inexacta) infe-
nos venecianos y Veniero por un lado y tropas italianas
rioridad de la fuerza enemiga presente en Lepanto, pero
de Felipe II y el genovés Juan Andrea Doria por otro,
no procedían de fuentes fiables y no fueron tenidas por
llevaron la rivalidad a tal punto de tensión que el 2 de
seguras.
octubre se temió la disgregación de la Armada que fue
propuesta por Doria a Don Juan. Es exagerado, sin em-
La noche del 5 al 6 la flota salió de Samos hacia la isla de
bargo, que unos y otros estuvieran en peligro, incluso,
Petela o Petala (en griego Petalas), que estaba situada al
de un enfrentamiento armado, consiguiendo Don Juan,
norte de las pequeñas islas Curzolares o Equínadas (en
Colonna, Bazán y el veneciano Barbarigo apaciguar los
griego Ekhinades), próximas a la costa continental grie-
ánimos sublevados. El irascible Veniero fue castigado
ga, en la ribera septentrional de la entrada al golfo de
por el Capitán General con su exclusión del consejo ge-
Lepanto. Decimos «estaba» porque, si bien Petalas sigue
neral de la Armada, siendo sustituido por Barbarigo.
existiendo, no ocurre lo mismo con las Curzolares, que
Detalle significativo, dentro de esos incidentes previos,
han sido absorbidas por el continente. El certificado de
es que Veniero hubiera rechazado tajantemente la visita
Juan de Austria sobre los méritos de Domingo de Zava-
e inspección de sus galeras por Doria, aceptando en cam-
la en la batalla (Messina 15-11-1571) dice con toda pre-
bio sin problemas la de Requesens.
cisión que el combate tuvo lugar «entre el golfo de Le-
panto y las islas Cuchulares», ya que fue concretamente
Los precedentes de las armadas hispano-papales-vene-
aquí, a la entrada del golfo y debajo de estas islas, donde
cianas de 1538 y 1570 eran ciertamente negativos, el
tuvo lugar.
primero por la descoordinación y falta de colaboración
que ocasionaron el fracaso de Preveza, y el segundo por-
Este día 6 de octubre ­víspera de la batalla­ se reunió
que las discrepancias impidieron que llegara siquiera a
en Petela el consejo español, en el que como ya hemos
avanzado Requesens y Doria se manifestaron partida-
entrar en combate.
rios de permanecer en Petela esperando a que salieran
En la ocasión de 1571, sin embargo, hay que reconocer
los turcos (también Cardona, aunque éste habló de Ce-
que Juan de Austria bien secundado por Colonna (sin
falonia, más al sur para mejor interceptar el camino en-
ser técnicos en la guerra naval, como sí lo eran sus aseso-
tre Lepanto y Constantinopla), mientras Bazán propo-
res) tuvieron el acierto político y el tacto diplomático
nía ir a la entrada del golfo, retar al enemigo, esperar
necesarios para superar todas las dificultades, y que el
dos horas, y si no salía, despedirse con gran alarde de
carisma de Don Juan como persona Real y su decidida
artillería y arcabucería. Esta idea fue la adoptada por
voluntad de lucha, fueron decisivos para que esta hete-
Don Juan, a lo que el Comendador Mayor prestó su
rogénea Armada combatiera finalmente en Lepanto con
conformidad, aunque, como ya vimos, la consideraba
absoluta unidad y disciplina ­algo que, por cierto, mu-
una fanfarronada fruto del exceso de confianza, surgida
chos jefes turcos no esperaban, confiados en lo que ha-
de la creencia de que la flota enemiga era inferior en
bía sucedido en las ocasiones pasadas­. En este sentido,
número y que tal vez ni se atrevería a salir a combatir.
no técnico-naval sino político y moral (aspectos no me-
En el mismo consejo, en efecto, tanto Bazán como Far-
nos importantes que el primero), debe reconocerse en
nesio, máximos defensores de la idea, expusieron la po-
justicia un mérito decisivo a Juan de Austria en el éxito
sibilidad de que todo quedara en una «representación»
de la campaña de 1571.
muy beneficiosa a efectos de «reputación»,25 y que sería
El día 3 al amanecer salió la flota de Gomeniza siguien-
suficiente para emprender el regreso.
do rumbo hacia el sur.
Antes del amanecer del histórico 7 de octubre la Arma-
Durante la navegación, a lo largo de la costa occidental
da coaligada salía de Petela rumbo a la boca del golfo,
griega, la flota pasó no lejos del golfo de Ambracia (ac-
entrando en él por el estrecho canal al este de la isla de
tual Arta), lugar de la renombrada batalla naval de Ac-
Oxia. A las siete horas se divisaban las primeras velas de
tium (Accio), terminada con la huída de Marco Anto-
las avanzadillas de exploración turcas, y poco después, a
nio y Cleopatra que otorgó a Octavio el Imperio roma-
una distancia de 12-15 millas, el grueso de la flota ene-
no (31 a.C.); y escenario también, treinta y tres años
miga.
44