1 -- Héroe en Lepanto
te unidos), para que, sin ese obstáculo, los cañones de
1.2.  En el lugar decisivo del combate.
proa pudieran disparar apuntando más bajo, es decir a
bocajarro. Esta última táctica, la de retrasar el momento
Guardando el flanco
del disparo hasta el último momento, había sido reco-
de Don Juan de Austria
mendada por García de Toledo para hacer el mayor daño
posible al enemigo. Hay que señalar que el escaso alcan-
ce de las piezas y la lentitud de la recarga hacían imposi-
ble realizar más de una única andanada por la proa, des-
La batalla
pués de lo cual las galeras llegaban al choque y el combate
entraba en la fase realmente resolutiva, la del abordaje.
La batalla se dio el 7 de octubre a la entrada del golfo de
Las dotaciones se arrodillan delante de los crucifijos e
Lepanto (hoy golfo de Patrás). A su fondo, y en el puer-
imágenes de la Virgen bordados en los estandartes de las
to del mismo nombre (en griego Naupactos, hoy Na-
galeras, y hacen oración. Los capellanes proclaman la
fpaktos), magníficamente protegido y defendido, tenía
indulgencia plenaria concedida por el Pontífice, impar-
su base la armada turca, y de él había salido con rumbo
ten la absolución general, y bendicen a las dotaciones
a la boca del golfo al encuentro del enemigo.
puestas de rodillas en un momento de extraordinaria
Curiosamente, ambas armadas habían elegido el mismo
emoción.
lugar para esperar a la otra, aunque por razones muy
En el momento de aproximarse las dos armadas, por
diferentes. La cristiana, para desafiar y, sin adentrarse
parte turca reina su habitual algarabía de intención ame-
más en el golfo, esperar allí durante dos horas a la salida
turca, y en caso contrario, volverse. La turca, como ve-
drentadora, mientras que las filas cristianas en contraste
remos, para realizar allí (con más espacio para manio-
guardan un silencio no menos inquietante, acompaña-
brar que en el interior del golfo) su plan de cerco y des-
do por el sonido solemne de los pífanos, clarines y tam-
trucción total del enemigo atrapándolo contra la costa
bores.
y, en caso de fallar en el intento, mantener abiertas dos
Del buque insignia de la flota otomana (Alí Bajá) surge
opciones alternativas, retirarse hacia Lepanto o salir a
un cañonazo en señal de desafío, inmediatamente con-
mar abierto.
testado por la galera «Real» de Juan de Austria.
Avistado el enemigo, un cañonazo de la «Real» y su iza-
Era mediodía cuando empezó la batalla, rompiendo el
da de la señal convenida, fueron la indicación para que
fuego la galeaza veneciana de Francesco Duodo y con
las galeras cristianas se dirigieran a situarse en su lugar
ella sus tres congéneres ­tan torpes en capacidad de
previsto dentro del despliegue de combate. Las dos flo-
maniobra como poderosas en artillería­ que marcha-
tas, todavía a mucha distancia, se acercaban lentamente, y
ban al frente de las escuadras izquierda y central. Las
en ambos casos, para sorpresa de muchos de sus mandos,
dos galeazas de la derecha no llegaron a tiempo para
frente a un enemigo superior en número al esperado.
ponerse en el lugar ordenado y no tomaron parte en la
A bordo de las embarcaciones de la Liga Santa, se levan-
lucha, al quedar fuera de sitio, retrasadas con respecto a
tan parapetos defensivos («pavesadas») en cubierta, y se
las galeras de Juan Andrea Doria. Éste, dicho sea de paso,
suben la pólvora y municiones de las bodegas. Los de-
tampoco entrará en combate hasta verse rigurosamente
lincuentes condenados al remo ven quitadas sus cade-
obligado a ello debido a la penetración de Uluch Alí por
nas y reciben armas, así como la promesa de libertad si
su sector, porque entre tanto se limitará a seguir los
cumplen bien con su juramento de combatir (miles de
movimientos de éste y vigilarle.
ellos, efectivamente, serán liberados tras la batalla).
En descripción sucinta, el despliegue de la flota cristia-
Juan de Austria, acompañado de su secretario Juan de
na estaba formado por tres cuerpos principales, de unas
Soto, embarca en una fragata para inspeccionar y aren-
dimensiones similares: el sector central o «cuerpo de ba-
gar a las galeras situadas a partir de la «Real» hacia el
talla», y dos alas (la izquierda bajo el mando del vene-
norte; una de las primeras por este lado, concretamente
ciano Barbarigo, y la derecha a las órdenes de Juan An-
la tercera, era la «Granada» de Zavala. Luis de Reque-
drea Doria). Los tres cuerpos de a unas 50-60 galeras,
sens hacía lo mismo en otra fragata hacia el sur con la
aunque el más fuerte cuantitativa y sobre todo cualitati-
otra mitad de la flota, llegando hasta la última galera
vamente, en lo que se refiere tanto a las galeras como a
que cerraba la Armada por su extremo meridional, la
la infantería embarcada, era el central.
Capitana de Juan Andrea Doria.
Detrás de este último se situaba la reserva de Álvaro de
Por su parte, las seis pesadísimas galeazas venecianas son
Bazán (marqués de Santa Cruz), con 30 galeras, de las
remolcadas para ocupar sus posiciones a vanguardia, dos
cuales 10 fueron enviadas durante el combate a socorrer
por delante de cada una de las tres divisiones de la flota.
al ala izquierda, y el resto ­con el propio Bazán al fren-
Las unidades auxiliares ­fragatas y bergantines­ son ale-
te­ acudieron en apoyo de Juan de Austria. Recorde-
jadas varias millas, ya que no participarán en la lucha.
mos que cada una de las cuatro agrupaciones mencio-
Las galeras dejan caer al agua sus espolones, que habían
nadas estaba integrada tanto por buques venecianos
sido previamente aserrados (dejándolos sólo ligeramen-
como hispanos, convenientemente entremezclados.
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