1.2. En el lugar decisivo del combate
Bajo un cielo azul espléndido, la Armada coaligada avan-
hueco; estaba rigurosamente ordenado, en efecto, que
zaba formando un frente de unos 5 km. de extensión,
las galeras de cada escuadra desplegaran tan juntas entre
incluyendo los dos espacios libres que se habían dejado
como fuera posible, para evitar la más mínima infil-
entre las tres formaciones principales, para permitirles
tración de buques enemigos.
maniobrar. La flota otomana, superior en número, lo
hacía en un frente de unos 6 km., igualmente con dos
La posición de la «Granada»
espacios libres entre sus tres escuadras.
La extensísima formación cristiana estaba formada nada
El «cuerno» izquierdo de Barbarigo se había aproxima-
menos que por unas 170 galeras, en tres cuerpos separa-
do a la costa tanto como le es posible, para no dejar
dos entre sí, más las 30 situadas a retaguardia. La «Gra-
paso por donde el enemigo pudiera doblarle y atacar
nada» de España se hallaba situada exactamente en el
por la retaguardia. Frente a él venía el ala derecha oto-
centro, justo en las inmediaciones de la galera Real de
mana (Mehmet «Scirocco»).
Don Juan de Austria. La embarcación de Zavala desple-
Ante la «batalla» cristiana aparecía el centro enemigo
gaba a la izquierda de la Real, solamente separada de
con ambos comandantes en jefe, Juan de Austria y Alí
esta por dos buques, las Capitanas de la República de
Bajá, frente a frente. Y cara al «cuerno» derecho de Juan
Génova (Héctor Spínola, general de la pequeña escua-
Andrea Doria, el ala izquierda de Uluch Alí.
dra aportada por esta ciudad, con Alejandro Farnesio,
Príncipe de Parma, a bordo. No confundirla con la es-
El despliegue de ambas flotas era a grandes rasgos y apa-
cuadra particular del genovés Juan Andrea Doria, a suel-
rentemente similar, pero con la diferencia de las 4 galea-
do de España) y de Venecia (Sebastián Veniero, general
zas venecianas que van a vanguardia, y ­sobre todo­ la
de la escuadra veneciana).
potente reserva de 30 galeras situada en retaguardia al
mando de Álvaro de Bazán, y que será uno de los facto-
A popa de la galera Real se hallaban la Patrona Real
res tácticos que decidirá la contienda en favor de la San-
segundo buque asignado personalmente a Juan de Aus-
ta Liga, ya que la reserva otomana era comparativamen-
tria, y la Capitana del Comendador Mayor de Castilla
te muy débil.
Luis de Requesens, Lugarteniente de las escuadras his-
panas.
La flota turca tenía a su favor, sí, la mayor extensión de
su línea ­gracias a su superioridad numérica­, especial-
Por su parte, al costado derecho de la galera insignia de
mente en el sector sur, donde se hallaban poco más de
Don Juan, se situaba la Capitana de Su Santidad man-
50 embarcaciones de Doria frente al centenar de Uluch
dada por Marco Antonio Colonna, general de la escua-
Alí, lo que favorecía el desborde otomano por este flan-
dra pontificia y Lugarteniente general de la Armada.
co. De ahí que el marino genovés, por iniciativa propia,
La «Granada» estaba por tanto llamada a proteger el nú-
se abriera poniendo rumbo decidido hacia el sur, aun a
cleo neurálgico de la Armada cristiana, donde había que
costa de alejarse del centro de la batalla ­controvertida
evitar un descalabro a toda costa.
decisión sobre la que luego volveremos­.
Que este era el más lugar más vital del despliegue alia-
En el interior de cada una de las tres escuadras cristianas
do, se evidencia en el hecho de que la escuadra de reser-
principales ­ala izquierda, «batalla», ala derecha­, las ga-
va de Álvaro de Bazán se situara precisamente a su reta-
leras formaban una línea que avanzaba de frente hacia
guardia, preparada para intervenir justamente aquí en
el enemigo salvo la de Doria, que como ya hemos apun-
cuanto fuese necesario, como efectivamente ocurrió.
tado se desvió hacia el sur. Había que evitar cualquier
Unanimidad de las fuentes respecto a la mencionada ubicación de la
galera «Granada» en la línea de combate (Lepanto 7-10-1571)
El dato se constata en las diversas versiones del orden de batalla de la Armada cristiana recogi-
das en las obras de Rosell (1853, pp. 195-200), Fernández Duro (1896, pp. 139-144) y Sola
(1947, pp. 450-455) estas tres, sustancialmente similares salvo ligeros detalles; Bicheno (2005,
pp. 329-342); y la web Las galeras de Lepanto.1
Como capitán marítimo de la «Granada» figura Pablo Batín (Paolo Bottino en la última
de las fuentes mencionadas). Conviene aclarar, en este sentido, que los capitanes marí-
timos que se mencionan en el orden de batalla, en realidad a menudo estaban subordi-
nados a otra persona ­un caballero relevante, un maestre de campo, coronel o capitán
de infantería, cualquier miembro del séquito de un alto mando, etc.­ en quien recaía la
responsabilidad última del buque (este es el caso de Zavala).
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