1 -- Héroe en Lepanto
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«pavesadas» levantadas en cubierta a manera de fortines, y de las que las galeras turcas
aunque eran iguales o mayores en tamaño3 carecían. Y seguía por las protecciones
individuales de la «gente de guerra», que igualmente brillaban por su ausencia al me-
nos con el mismo nivel de eficacia en las filas enemigas. La potencia de fuego y eficacia
de los arcabuceros españoles, considerados unánimemente los más diestros del mundo,
así como el empleo de picas y alabardas, hizo el resto para mantener a raya a los turcos,
mucho más numerosos pero también mucho menos protegidos y con un armamento
menos contundente.
La «Granada» acabó el combate sin duda literalmente acribillada a flechazos, pero con
un número de bajas comparativamente bajo, gracias a las defensas del propio buque y
de sus combatientes. En este sentido conviene apuntar que, si el rendimiento de las
galeras «ponentinas» fue excelente en general (superior según juicio general al de sus
compañeras venecianas, más frágiles y menos dotadas de gente de guerra), todavía más
destacado, si cabe, fue en el caso particular de las 13 galeras propiamente españolas
entre ellas la «Granada». Ninguna de ellas fue dominada por el enemigo ni destruida a
pesar de sostener algunos de los lances más duros, como el propio Juan de Austria dejó
consignado con especial satisfacción. Debe destacarse, por último, que las tres embarca-
ciones capturadas por la «Granada» fueron galeras, no galeotas de menor tamaño.
Tanto las galeras «ponentinas» como las turcas llevaban cada una 120-150 hombres de
guerra a bordo, que en el caso de la «Granada» y las cinco enemigas contra las que luchó
o al menos algunas de ellas se acercarían más a la segunda cantidad (150), teniendo
en cuenta su relevante situación tan próxima a los buques-insignia de Juan de Austria y
Alí Bajá. También es cierto que la «Granada» pudo contar con la aportación de gran
parte o casi todos de sus 150 galeotes, ya que los condenados al remo por delitos comu-
nes que constituían, en este caso, la gran mayoría de los remeros fueron liberados y
armados como combatientes auxiliares. En las escuadras de Felipe II había pocos cauti-
vos turcos o berberiscos. En cambio en la flota turca había una gran proporción de
cautivos cristianos (numerosísimos) y personal griego reclutado a la fuerza, los cuales
por lógicas razones de seguridad no podían ser armados ni liberados.
Los galeotes de las galeras cristianas que fueron libertados y armados, no tenían cualita-
tivamente el adiestramiento, la protección individual ni el armamento de los soldados a
los que auxiliaban, ni mucho menos, aunque cuantitativamente sirvieran para compen-
sar o al menos reducir la inferioridad numérica de la «gente de guerra» cristiana frente a
los guerreros otomanos; lucharon con indudable motivación y ardor se jugaban su
prometida libertad, pero su contribución a la victoria fue lógicamente secundaria.
Del despliegue turco se deduce que muy probablemente las galeras con las que se en-
contró la «Granada» pertenecían al contingente de 9 galeras de Mitilene (isla de Lesbos)
situado a mano derecha de Alí Bajá o, menos probable, al de 11 galeras de Nauplia
ubicado más al norte, los cuales al parecer se nutrían básicamente de cautivos cristia-
nos y de remeros griegos forzosos.4 Puede estimarse que la «Granada» contaba con unos
300-350 combatientes entre «gente de guerra», «gente de mar» y galeotes liberados y
se enfrentó a cinco galeras otomanas con un total de unos 900 hombres armados entre
gente de guerra y gente de mar. No parece que los turcos pudieran disponer aquí de
remeros liberados como combatientes auxiliares, al menos en cantidad significativa.
En cuanto a las tres galeras capturadas por la «Granada», que eran prácticamente con
seguridad del tipo común (no «fanales»), embarcarían en conjunto 360-450 hombres
de guerra, 90-150 hombres de mar, y 450 remeros, en total 900-1.050 hombres. De
ellos, como hemos visto, fueron capturados 196 turcos, y liberados 227 galeotes cristia-
nos (total, 423). El resto murieron, o pudieron escapar pasando a las otras dos galeras
que optaron por la retirada, con excepción, por supuesto, del caso de los cautivos cristia-
nos encadenados al remo, que allí permanecieron hasta morir o ser libertados.
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De ellas, tres eran cañones «de crujía» o principales, de los que todas las galeras llevaban
solamente uno, en el castillo de proa, apuntando hacia delante. Las otras 20 (9 sacres y 11
medios sacres y falconetes) constituían la artillería secundaria, situada también a proa, a los
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