1 -- Héroe en Lepanto
para maniobrar de forma coherente en ninguna direc-
informaciones en su mayoría erróneas­ había previsto,
ción, atacada por el frente, por el costado y por la reta-
lo que supuso a la hora de la verdad una dificultad aña-
guardia. Y, sobre todo, teniendo la costa y tropas terres-
dida para el desborde. No cabe duda de que una línea
tres turcas a sus espaldas. Ésta sería una situación tal vez
cristiana menos extensa, con 50-40 galeras menos, ha-
no irresoluble ni necesariamente conducente a la derro-
bría facilitado las cosas a los turcos.
ta, pero desde luego mucho más grave que la que su-
Sin embargo, todavía seguían disponiendo los otoma-
pondría un cerco en mar abierto.
nos de efectivos más nutridos que la Armada de la Santa
De las tres escuadras otomanas principales, la derecha
Liga, y es evidente que la gran superioridad numérica
(Scirocco) era la más débil; la central (con el propio Alí
de que Uluch Alí gozó, al sur, con respecto a Juan An-
Bajá) era la más fuerte en potencia de combate, ya que
drea Doria (unas 100 unidades frente a poco más de
se daba por supuesto que tendría que lidiar con los bu-
50) posibilitó su intento de ruptura ya que disponía de
ques enemigos más poderosos, como efectivamente ocu-
una línea bastante más larga que la del genovés; aunque
rrió; y la izquierda (Uluch Alí) era la más numerosa y
su hábil maniobra, como veremos, no tuviera las carac-
sobre todo la más ágil y extraordinariamente maniobre-
terísticas ni las consecuencias decisivas que a priori se
ra: incluía gran parte de las pequeñas galeotas corsarias,
tenían previstas.
con vistas a facilitar las maniobras conducentes a des-
Ciertamente, hubo una pequeña infiltración otomana
bordar y envolver a la Armada cristiana.
en el flanco norte, donde unas cuantas galeras (unas sie-
Por el contrario, la táctica cristiana iba a consistir en
te, con el propio Scirocco al frente) pudieron doblar a la
contener el previsible intento de desbordamiento ene-
escuadra de Barbarigo arrimándose extraordinariamen-
migo por los flancos , y decidir la batalla en el centro:32
te a la orilla ­que conocían perfectamente­, para luego
de ahí que Barbarigo (ala izquierda) se situara lo más
volverse y atacar por la retaguardia, pero esta limitada
pegado posible a la costa, para taponar físicamente el
penetración no tuvo mayores consecuencias por la reac-
flanco norte. En efecto, en el centro se hallaban los man-
ción cristiana que taponó el hueco. Aunque recibió una
dos principales y era el cuerpo más fuerte de la Armada,
herida mortal el propio Barbarigo, cuya galera cerraba
sobre todo cualitativamente, y además estaba previsto
precisamente la formación cristiana en este extremo
que fuera el objetivo prioritario de la intervención de la
norte; se vio envuelto por las incursoras enemigas, reci-
escuadra de reserva de Álvaro de Bazán, que debía espe-
biendo una flecha en la cara, uno de los pocos lugares
rar el momento más indicado para entrar en liza.
del cuerpo que no tenía protegido.
También murió Scirocco, y tras ello y la llegada de 10
Curiosamente, la Armada de la Santa Liga también se
galeras cristianas de la escuadra de reserva, se produjo la
proponía combatir apoyada en la costa, aunque, lógica-
desmoralización y desbandada de este «cuerno» derecho
mente, siguiendo razonamientos completamente dife-
turco, que intentó huir hacia la costa que estaba muy
rentes de los del enemigo. En su caso el objetivo era
próxima, embarrancando en la orilla las galeras que pu-
doble: por un lado, dificultar, como hemos visto, el en-
dieron, o intentando alcanzarla otros a nado. Ello dio la
volvimiento turco; y por otro, seguir la recomendación
razón al consejo que había dado García de Toledo de
que a Luis de Requesens diera el veterano marino retira-
luchar cerca de la costa enemiga, precisamente para ofre-
do García de Toledo, de facilitar así a las dotaciones enemi-
cer a los turcos la tentación de escapar hacia tierra.
gas «la tentación» de huir hacia la cercana orilla amiga.33
En el flanco sur, y a diferencia del resto de las escuadras
Las dos flotas, en fin y por diferentes motivos, querían
que ya luchaban, Juan Andrea Doria y Uluch Alí ma-
luchar cerca de la costa, pero vamos a ver que las previ-
niobraban sin entrar en contacto. En un momento dado,
siones acertadas fueron, al final, las cristianas y no las
este último sorprendió, por fin, a contrapié a Doria y
otomanas. La Armada, en efecto, aprovechó las ventajas
penetró por el hueco que se había creado, rodeando a
que esta opción le prometía y pudo soslayar sus incon-
dos grupos de galeras cristianas:
venientes y sus riesgos, que, a priori, no eran pocos, jus-
tamente al contrario de lo que le sucedió al enemigo.
- las unidades que formaban el extremo meridional de
la escuadra cristiana central o «batalla» (entre ellas, la
pequeña escuadra de 3 galeras de la Orden de Malta, al
Incidencias en el enfrentamiento
mando de su general Pietro Giustiniani);
¿Qué ocurrió? A la hora de la verdad, el espacio disponi-
- y las últimas galeras que cerraban la formación de Do-
ble a la entrada del golfo, que a priori parecía bastante,
ria, que se alejaba ese momento rumbo al sur.
se reveló completamente insuficiente para las manio-
bras turcas de cerco, a lo que también contribuyó, es
Fue esta maniobra de Uluch Alí la que ocasionó las ma-
cierto, una pericia marinera hispano-veneciana mayor
yores pérdidas a la flota cristiana, al conseguir por fin
de la que esperaban los otomanos, demasiado confiados
una ruptura y el envolvimiento parcial de algunos frag-
a la luz de su experiencia corsaria y de los episodios de
mentos de la Armada, pero la reacción de varios contin-
Preveza en 1538 o Gelves en 1560.
gentes cristianos acudiendo desde el norte fue lo sufi-
cientemente eficaz como para bloquear la brecha. Era la
También es cierto que la Armada cristiana era más nu-
pequeña escuadrilla de Juan de Cardona, luego Bazán
merosa de lo que el optimista Alí Bajá ­de acuerdo a
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