1 -- Héroe en Lepanto
especialidad. Por otro lado, la protección individual de
eficacia y espectadoras pasivas de la batalla. Fueron in-
que disfrutaban muchos combatientes cristianos, ­como
discutiblemente una de las novedades de Lepanto, y se
veremos­ neutralizaba en determinadas partes vitales el
revelaron inabordables por el enemigo, pero sólo pusie-
impacto de los proyectiles.
ron en juego una pequeña parte de su teórica potencia-
lidad. En Lepanto no pudieron ser decisivas.
Curiosamente, la mayor diferencia armamentística en-
tre ambas infanterías no eran tanto los arcabuces como
Una vez descontadas las galeazas, la ventaja artillera de
la flota coaligada sobre la turca no era muy grande. Es
las lanzas: en su versión larga o pica, y en su versión
más, considerando el mayor número de galeras y galeo-
corta o alabarda, esta última muy utilizada en el comba-
tas otomanas que había en liza, la diferencia entre am-
te naval por su más fácil manejo que la primera en espa-
bas artillerías fue probablemente mínima.
cios restringidos.
En cualquier caso, y esto es lo más importante, no debe
Los otomanos no disponían de nada semejante a este
perderse de vista que en el caso de las galeras, la artillería
equipamiento. Sus armas principales eran el arco (sobre
sólo era un armamento secundario, no el principal que
todo), el arcabuz (en mucha menor medida) y el sable
estaba constituido por la guarnición de infantería. En
(alfanjes o cimitarras), y aunque algunas unidades dis-
efecto, en general, y debido a sus escasos alcance, ca-
ponían de lanzas cortas, en general no se daba especial
dencia de tiro y poder de penetración, faltaba todavía
importancia a las armas de asta.
mucho tiempo para que los cañones llegaran a ser reso-
Por el contrario, llegado el momento de la lucha cuerpo
lutivos en la guerra naval. Ello todavía era más claro en
a cuerpo, los piqueros cristianos (que, además, estaban
el caso particular de las galeras, que por sus característi-
protegidos con armaduras parciales o coseletes) forma-
cas estructurales sólo admitían una pieza de grueso cali-
ban pequeños erizos capaces de mantener al enemigo a
bre, situada a proa y apuntando necesariamente hacia
unos metros de distancia mientras los arcabuceros ­a
delante; el resto, y en corto número, eran piezas meno-
quienes daban protección­ disparaban sus armas.
res. La imposibilidad de cargar grandes pesos, y la fragi-
lidad derivada de su escasa anchura, impedían situar
La mayor ventaja armamentística de las tropas de la Liga
grandes cañones a las bandas.
Santa fue la combinación de arcabuces y picas/alabar-
das actuando de manera complementaria, y no los arca-
La artillería tenía un papel auxiliar, en cuanto servía para
buceros en solitario, y mucho menos la artillería. Y en
realizar un desgaste ­muy breve, por las limitaciones ya
este sistema, de nuevo, los Tercios españoles acreditaron
apuntadas de alcance y cadencia de fuego­ previo a la
el nivel máximo de eficacia.
acción decisiva del combate, el abordaje. El resultado
del combate, en efecto, dependía del choque de las dos
Artillería
infanterías.
En cuanto a la artillería, no desempeñó, ni mucho me-
Es cierto que las galeras cristianas efectuaron su descar-
nos, el papel que a veces se le ha supuesto en la victoria
ga artillera con más precisión que sus oponentes, a que-
cristiana. Para empezar, gran parte de la superioridad
marropa, gracias al aserramiento de los espolones, pero
artillera de la Armada se concentraba en la numerosa
ello tampoco fue determinante. En definitiva, la artille-
batería de sus 6 grandes galeazas venecianas, las cuales
ría de la Santa Liga hizo más daño que la otomana, pero
en realidad no tuvieron verdadera trascendencia en la
el verdadero destrozo, ya lo hemos destacado, corrió a cargo de
batalla. A subrayar el protagonismo con que aparecen
los arcabuces y picas/alabardas de su infantería.
en las representaciones artísticas venecianas, como si hu-
bieran destacado en medio del combate, brillando con
Equipamiento de defensa y protección
todo su tamaño y majestuosidad.
Pero no sólo en armamento ofensivo eran inferiores los
Lentas y torpísimas, 4 de ellas llegaron a tiempo ­lleva-
turcos, también ­y no menos importante­ en equipo
das a remolque­ de situarse en el camino de la flota tur-
defensivo. En primer lugar, las galeras otomanas care-
ca, y al acercarse esta, hundieron dos galeras y dañaron
cían de las protecciones y defensas («pavesadas») levan-
algunas otras, creando gran sorpresa y cierto desorden
tadas en las cristianas. Estos parapetos, formados a base
en la perfecta formación otomana; pero una vez rebasa-
de planchas y escudos de madera («paveses») acompa-
das, por su pesadez de movimientos no volvieron a en-
ñados de pacas de lana, rollos de cuerda, etc, se levanta-
trar en acción (salvo la situada más al norte, que sí se
ban en cubierta solamente a la hora del combate y da-
reintegró al combate).
ban un buen resguardo a los arcabuceros, piqueros y
Es cierto que los turcos, comprobando su enorme forta-
remeros.
leza en artillería y arcabucería, no se atrevieron a atacar-
Dichas defensas eran especialmente fuertes y formaban
las, pero en su lugar optaron simplemente por dejarlas
verdaderos reductos en los puntos de la galera más vul-
atrás. Causaron momentánea sorpresa al principio ­era
nerables al asalto enemigo. Como desventaja, suponían
un tipo de buque hasta ese momento desconocido para
una sobrecarga de peso.
los turcos­, pero luego, inmovilizadas con viento con-
trario para dar la vuelta y con su escasísima potencia de
Los turco-berberiscos, que confiaban resueltamente en
propulsión a remo, quedaron reducidas a pontones sin
la velocidad, agilidad y superioridad numérica y en el
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