II -- De Amberes a Madrid
provisiones de dinero necesarias para la guerra, y facili-
Zavala en el Gobierno general
tar la salida de su señor de los Países Bajos ­viaje, por
de los Países Bajos
cierto, similar al que había hecho Zavala por encargo de
Requesens, dos años antes­, fue asesinado por instiga-
El nuevo Gobernador nombró a su secretario particular
ción del traidor Secretario Real Antonio Pérez. Éste fue
Domingo de Zavala para el cargo de Secretario de Esta-
uno de los crímenes más célebres y controvertidos, como
do y Guerra del Gobierno y Capitanía general de los
es sabido, de toda la Historia de España.
Países Bajos.
No era tarea de Zavala como tal Secretario de Estado y
La designación se produjo de acuerdo a la mecánica ha-
Guerra, desde luego, la adopción de decisiones políti-
bitual de la época:11 los oficios de los diversos Gobier-
cas, sino el papel de ayudante administrativo más próxi-
nos generales y Virreinatos españoles en Europa eran
mo del Gobernador y Capitán General en lo relativo a
confiados a la «familia» de servidores privados del res-
ambos ramos, ocupándose de la gestión de su corres-
pectivo Gobernador o Virrey, y no sólo los de menor
pondencia y del despacho administrativo de sus órde-
entidad, sino también los de máximo nivel administrati-
nes y resoluciones. Zavala se ocupaba, por tanto, de lle-
vo como éste de Secretario de Estado y Guerra, para el que
varle a Requesens el papeleo de su oficina en lo relativo
era usual recurrir a los propios secretarios particulares.
a dos ámbitos:
Se daba así una yuxtaposición entre la «casa» privada
- las relaciones exteriores que mantenía el Gobernador
del Gobernador y los oficios de la estructura del Go-
general de Flandes con las potencias extranjeras y sus
bierno general. Ni que decir tiene que los titulares de
representantes en Bruselas, así como, por supuesto,
estos últimos, reclutados en el interior de la casa seño-
con el Consejo de Estado en Madrid, y con los emba-
rial del Gobernador, seguían manteniendo por supues-
jadores españoles en las diversas Cortes europeas;
to estos vínculos de dependencia señorial y doméstica
con él.
- y la administración militar.
De ahí, por ejemplo, que Zavala siguiera ocupándose
Esta última actividad era de una intensidad burocrática
­además de los asuntos propios de la Secretaría de Esta-
enorme; baste considerar que el Ejército de Flandes era,
do y Guerra­ de ciertos asuntos particulares de su se-
sin discusión, la más potente y mejor organizada ma-
ñor, como eran la correspondencia privada con su her-
quinaria militar de Europa, siendo considerado unáni-
mano Juan de Zúñiga (Roma), su esposa (Barcelona), el
memente como el punto de referencia y la mejor «es-
administrador de la Encomienda Mayor de la orden de
cuela de guerra» del continente. A la magnitud de la
Santiago en Castilla (Villarejo de Salvanés, Madrid), etc.
tarea hay que añadir la crónica y angustiosa escasez de
Y de la misma manera, cuando Requesens le envió en
dinero, traducida en situaciones de verdadera penuria y
comisión oficial a Madrid, no por ello se olvidó de en-
en periódicos motines.
comendarle otras tareas extraoficiales propias de su casa
Parker afirma, y desde luego no lo hace en vano, que el
y familia (en relación, por ejemplo, con su problemáti-
Gobernador y Capitán general de los Países Bajos era
ca consuegra toledana doña Luisa de la Cerda).
«el puesto directivo más poderoso de las posesiones de
Se conocía a esta práctica como sistema de administra-
la Monarquía» ­en virtud especialmente de la fuerza mi-
ción mediante «hechuras» o «criaturas». En palabras de
litar puesta a su disposición­; «la autoridad del capitán
Parker, «los hombres que poblaban la administración
general del ejército de Flandes era realmente impresio-
real procedían normalmente del secretariado privado de
nante. (...) Luis de Requesens tuvo bajo sus órdenes al
uno de los ministros del rey» ; era, en efecto, en las casas
ejército más grande probablemente de la Cristiandad
particulares de los altos dignatarios como Requesens,
en el siglo XVI (más de 86.000 hombres en marzo de
donde se formaban los servidores públicos. Es cierto,
1574)».14
no obstante, que la designación del Secretario de Esta-
En paralelo, la gestión administrativa de este ejército
do y Guerra de los Países Bajos por parte del Goberna-
era una de los campos de acción más extensos y comple-
dor acabaría dejando paso, debido a la importancia de
jos que cabía imaginar. No queremos decir que Zavala
aquel cargo, al nombramiento Real, pero ello no ocurri-
fuera el responsable máximo de la misma, pues aquélla
ría hasta algunos años después.12
se hallaba muy repartida entre diversos altos oficiales
Domingo de Zavala sustituyó en el cargo a Juan de Al-
que, además, no le estaban jerárquicamente subordina-
bornoz, que el 18 de diciembre abandonó Bruselas jun-
dos15 (por ejemplo, el «Pagador general», el «Contador
to al Duque de Alba (cfr. Apéndice II). A su vez, cuan-
del sueldo», etc); Zavala no era jefe de estos otros altos
do a fines de mayo de 1575 Zavala fue enviado en co-
oficiales, sino el enlace entre el Gobernador y ellos. Se
misión a la Corte, el guipuzcoano fue reemplazado por
trataba de un órgano de gestión, no de mando.
Baltasar López de la Cueva (1575-1576). El siguiente
Secretario de Estado y Guerra de Flandes, ya durante el
La función de Zavala era, por decirlo de alguna manera,
mandato de Juan de Austria ­sucesor del fallecido Luis
equivalente a la de un oficial de estado mayor ­en este
de Requesens en 1576­, sería nada menos que Juan de
caso, siguiendo con el símil, sería el oficial encargado de
Escobedo13. El cual en 1578 estando en Madrid en un
la sección de logística y personal­ que desempeña su
viaje para informar al Rey, conseguir del Monarca las
actividad asistiendo de manera inmediata al General en
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