II -- De Amberes a Madrid
del estado de los asuntos, «como per-
sona de tanta confianza y por cuya
2.2.
La comisión de Zavala ante el Monarca
mano han pasado todos los despachos»,
rogando a Su Majestad ­»pues los ne-
A fines de mayo de 1575 era evidente para Luis de Re-  
gocios son de tanta importancia»­ que le dedicara su
quesens el fracaso de las conferencias que desde el mes
tiempo y resolviera sus peticiones «con grandísima bre-
de febrero se estaban celebrando en Breda con los rebel-
vedad» (idem).
des ­y con las cuales, siendo como era hombre realista,
Iremos viendo de manera más concreta, en fin, cuáles
tampoco se había hecho ilusiones­.
eran las preocupaciones principales que acuciaban en
ese> momento al Comendador Mayor.44
El próximo paso previsto por el Comendador Mayor,
visto que una solución política a corto plazo era absolu-
La razón de la elección de Zavala para esta importante
tamente inviable, era dar prioridad a la solución mili-
comisión es clara: el exacto conocimiento que como Se-
tar:43 una ofensiva de carácter estratégico, crucial, que
cretario de Estado y Guerra tenía adquirido de los te-
golpeara al enemigo donde más daño verdaderamente
mas a tratar en Madrid, y la gran estima y absoluta se-
podía hacérsele, perjudicando su posición marítima y
guridad que merecía a su señor. Toda la corresponden-
con ella su poderío comercial y económico. Era esta la
cia relativa a ellos había salido o entrado por su oficina;
operación de las islas de Zelanda (que luego veremos).
era su colaborador mejor informado «de todos los nego-
cios», según indicaba Requesens a Gabriel de Zayas.
Objetivos de la comisión
Zavala salió de inmediato hacia España (el día 29 de
mayo por la mañana), aunque debido a la falta de caba-
Requesens no levantaría las conferencias de Breda hasta
llos que encontró en las postas, y la prisa que tenía el
el 12 de julio, pero teniendo ya proyectada dicha ofen-
viaje, tuvo que desviarse de la ruta habitual del «Cami-
siva militar como horizonte inminente, procedió en los
no Español» buscando más facilidades de transporte, lle-
últimos días de mayo a enviar a Domingo de Zavala en
gando a Milán por vía de Suiza (Basilea). De Milán pasó,
comisión especial a la Corte. El viaje era para el Gober-
como era usual, al puerto de Génova, donde embarcó
nador de la máxima importancia. Sus objetivos esencia-
en una escuadra de 10 galeras que Juan de Austria en-
les eran gestionar ante el Rey:
viaba a la Península. Previsiblemente desembarcó en
Barcelona, donde debió visitar a la esposa de su señor y
- la provisión de dinero
tratar asuntos particulares de la familia. Finalmente, en
- y el envío de una Armada adecuada y eficaz. Ambas
la segunda mitad de julio llegaba a la Corte para presen-
cosas eran absolutamente imprescindibles para que la
tarse a Gabriel de Zayas, Secretario de Estado de Su
operación tuviera el éxito requerido, y pudieran alcan-
Majestad para los negocios del norte de Europa (el Im-
zarse los objetivos vitales que se proponía.
perio, Francia, Inglaterra, Flandes).
No obstante, como veremos, había una tercera motiva-
Mientras tanto, en la Secretaria de Estado y Guerra de
ción que impulsaba al Comendador Mayor a mandar a
los Países Bajos le sustituía Baltasar López de la Cueva.
Zavala a Madrid: gestionar su salida de Flandes, por ra-
Y a su vez, tras la muerte de Requesens (1576) aquél
zones perentorias de salud y en bien del propio servicio.
sería reemplazado por el célebre Juan de Escobedo, du-
Y no era este motivo menos importante para Requesens
rante el mandato de Don Juan de Austria.
que los otros dos, ni mucho menos, como pronto po-
dremos constatar.
El entramado de la Corte:
Era deseo del Comendador Mayor conseguir, en ésta y
personas e instituciones
en las demás materias, la más pronta resolución, y para
ello precisamente enviaba a la Corte a Zavala en perso-
A su llegada a Madrid, Domingo de Zavala contaba para
na, sabiendo, por experiencia propia, que el examen y
sus gestiones con el respaldo político de dos íntimos de
tramitación ordinaria de los asuntos por el meticuloso
su señor el Comendador Mayor.
Monarca y su burocracia era de una dilación exasperan-
Uno de ellos era su yerno Pedro Fajardo, III Marqués de
te; sabemos, en efecto, que la respuesta del Rey a sus
los Vélez, que acababa de regresar a España tras una
peticiones podía tardar a veces hasta un año en llegar a
larga estancia como embajador extraordinario en el Im-
Flandes.
perio, y en el mes de septiembre era nombrado Mayor-
El 27 de mayo el Gobernador general de los Países Ba-
domo mayor de la Reina. Fajardo coincidía con su sue-
jos firmaba en Amberes su «Instrucción de lo que vos
gro en propugnar para los Países Bajos la línea de conce-
Domingo de Zavala mi secretario habéis de hacer en
siones políticas ya mencionada.
esta jornada de la Corte donde os envío por el servicio
El otro respaldo era Andrés Ponce de León, con quien
de Su Majestad» (cfr. Apéndice III).
Requesens había coincidido en Milán cuando aquél ejer-
Y al día siguiente escribía al Rey comunicándole el en-
cía de Gran Canciller; ahora era miembro de los Conse-
vío de su secretario Domingo de Zavala para informarle
jos de Estado, de Guerra, y de Castilla, y uno de los
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