II -- De Amberes a Madrid
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para afrontar la difícil y endeudada situación económi-
ca del Ejército de Flandes y para sostener la gran ofensi-
regreso a Flandes] con la mayor diligencia que
va en ciernes. «Lo de la hacienda (...) es el nervio de
pudiéredes, (...) os vendréis por el camino dere-
todo y en lo que consiste la mayor dificultad» (Instruc-
cho por lo mucho que me importa el teneros
ción de Requesens a Zavala, 27-5-1575).
acá presto».
Fue éste el único punto en el que Zavala pudo conse-
Carta de Requesens a Zavala (22-11-1575):
guir ciertos resultados tangibles, apresurando el envío
«No podría encarecer en esta [carta] ni en mu-
de algunas cantidades apreciables de dinero, aunque in-
chas la satisfacción que tengo de lo bien que ahí
suficientes para las enormes necesidades del Ejército de
os habéis gobernado en todo, y del cuidado,
Flandes. Activar esos envíos costó, en cualquier caso, un
amor y diligencia y prudencia con que habéis
enorme trabajo, tanto más después de la suspensión del
tratado todos esos negocios, que no supiera ni
pago de los intereses de la deuda de la Hacienda espa-
pudiera yo desear más. Y fue maravillosa la res-
ñola (bancarrota) decretada el 1 de septiembre, que, es
puesta que disteis al obispo de Cuenca,1 y mu-
evidente, hacía extraordinariamente difícil conseguir el
cho mejor el recatamiento que tuvisteis con
crédito ni colaboración ninguna de la mayoría de los
Zayas cuando os tentó sobre mi ida a esa Corte,
banqueros y mercaderes.
que cierto debió de ser con la intención que sos-
Sabemos que la bancarrota de la Hacienda era en cual-
pechasteis y Dios sabe cuán poco deseo ir a ella».2
quier caso y a corto plazo inevitable, pese a que el Rey la
«Quédame sólo por decir que yo he hecho siem-
viniera retrasando desde el verano de 1574. Pero ello no
pre y hago de vuestra persona la confianza que
podía consolar al Gobernador de los Países Bajos. Ni
merece el amor y fidelidad que en vos he cono-
que decir tiene que las indicaciones del horrorizado Co-
cido, conforme al cual os pido que si aquí aca-
mendador Mayor a Zavala para «dar gritos sobre el de-
bare la vida (porque traigo la salud muy estraga-
creto [de bancarrota] de la Hacienda y haber quitado
da) defendáis mi honor con la gente que hiciere
las consignaciones a los mercaderes que contratan con
diferentes juicios de las cosas de aquí, publican-
la Corte» (octubre), no tendrían ningún efecto.
do lo que de mi parte he hecho y lo mal que he
«Plega a Dios que se halle [alguna solución para el envío
sido ayudado». «Si os dijeren que se han gastado
de dinero a Flandes] con la brevedad que conviene, que
más dineros de esos Reinos en mi tiempo que
cierto yo no la veo y así quedo con el mayor aprieto y
en el del Duque de Alba, podréis responder que
dificultades que jamás hombre tuvo. Dios por su mise-
él (...) me dejó toda la gente y deuda que ahora
ricordia se apiade de mí y de estos estados (...). Y tened
tengo y el país de la manera que se sabe».
por cierto que lo que digo en lo de los mercaderes y en
Idem (18-12-1575):
lo demás es el Evangelio, y así habéis de hacer en ello
muy viva instancia» (22-11-1575).
«Lo que vos acordábades allá en esta materia y
en todas ha sido muy a propósito si os creyeran,
Previendo los catastróficos efectos de la bancarrota en el
y los billetes que escribisteis al Rey me han pare-
estado del ejército y en el control de la situación, Re-
cido en extremo bien».
quesens pedía angustiosamente «la provisión [de dine-
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Gaspar de Quiroga, miembro del Consejo de Estado
ro] para que lo de aquí no se caiga tan aprisa», pero «si
y de la Junta de Flandes. Era opuesto a la línea de
no vuelven el crédito a los mercaderes no aprovechará
negociación política que Requesens había intenta-
cuantos millones allá juntaren para proveer lo de aquí»
do en los Países Bajos. El 24 de agosto, a raíz de
(18-12-1575).
otras informaciones de Zavala sobre las críticas de
En fin, a falta de los mecanismos financieros habituales,
Quiroga, el Comendador Mayor había escrito muy
en diciembre iba a enviarse a Flandes dinero en metáli-
diplomáticamente al propio obispo contra-argumen-
tando tales censuras que su comisionado Zavala le
co por vía marítima, pero Domingo de Zavala tuvo que
transmitía (IVDJ, Envío 67, caja 91, 294).
comunicar de nuevo pésimas noticias: el mal tiempo en
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el Cantábrico y la amenaza de los corsarios berberiscos
El Comendador Mayor deseaba abandonar Flandes
con licencia para retirarse a su casa de Barcelona,
en el Mediterráneo provocaron la suspensión de las dos
ausentándose de su plaza en los Consejos de Estado
expediciones previstas.
y de Guerra en Madrid.
Se estaban buscando créditos con los que enviar ese di-
nero, pero como era de esperar, «no se han podido ha-
llar créditos ni hay quien los dé si no es con condiciones
Las penurias económicas del Ejército de
tan infames», y como resultado de todo ello, «la provi-
sión del dinero está más atrás que nunca» (28-12-1575).
Flandes, y las desastrosas consecuencias
Domingo de Zavala fue escribiendo notas dirigidas di-
de la bancarrota de la Hacienda
rectamente al Monarca ­por vía de su Secretario parti-
La cuestión más acuciante a resolver era la provisión ur-
cular, Mateo Vázquez­, y también fue recibido varias
gente de gruesas cantidades de dinero, imprescindibles
veces personalmente por Felipe II en audiencia, si bien
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