2.2. La comisión de Zavala ante el Monarca
sólo tenemos datos precisos del encuentro que tuvo lu-
efecto, iba a suceder al año siguiente, tras la muerte del
gar precisamente en este penoso mes de diciembre de
Comendador Mayor : el amotinamiento general del Ejér-
1575. La recepción tuvo lugar en el palacio de El Pardo
cito, los saqueos (como el que tendría lugar en noviem-
bre de 1576 en Amberes), el caos y el desmoronamiento
(cfr. Apéndice III).
de las autoridades leales a Felipe II, todo lo cual estuvo
Zavala transmitió al Rey la queja del Comendador Ma-
de costar la pérdida del control español de los Países
yor por la demora en sus resoluciones y respuestas, ha-
Bajos meridionales que todavía dominaban.
ciendo especial hincapié en la urgentísima cuestión del
El Rey se limitó a señalar, al terminar la entrevista, «que
sostenimiento económico de la guerra. El guipuzcoano
en todo se haría lo que se podía» y «que tuviese cuidado
expuso al escrupuloso Monarca la necesidad de buscar
[Zavala] de acudir a Garnica a quien cometía lo de la
cuanto antes una solución, y el gravísimo peligro que se
provisión, y que se holgaría que cada día le escribiese yo
cernía sobre el Ejército de Flandes y sobre el control de
lo que se iba haciendo» (más detalles infra).
los Países Bajos si ello no se producía:
«Le hablé (...) que me decía el Inquisidor gene-
ral49 y el presidente del Consejo real50 y Garnica
El problema de fondo sin embargo, como bien señala
que ellos le habían ofrecido medios muy hones-
Parker, es que la Monarquía hispánica, con varios fren-
tos para que se proveyese ahí algún dinero, y que
tes que atender, estaba al límite de sus recursos econó-
Su Majestad no se contentaba de nada por pensar
micos y de sus fuerzas y no tenía más dinero para man-
que le engañaban todos por la comodidad que de
dar a Flandes, pura y simplemente; a no ser que se aban-
ello se podía seguir a los de esta provisión, y que
donaran Italia y el Mediterráneo a su suerte, y ello era
se desengañase si pensaba que lo de ahí se podía
imposible. España, en efecto, luchaba en Flandes «con
llevar por este si no a puro dinero, (...) que de
una sola mano solamente» en atinada expresión de este
aquí adelante no se podía esperar ninguna buena
autor.
nueva de esos estados sino la pérdida y ruina de
Por fortuna para la causa hispano-católica en los Países
todo si Su Majestad posponiendo todos los inte-
Bajos, las treguas establecidas con el Imperio turco a
reses del mundo no acudía a lo de ahí con gruesa
partir de 1578 iban a permitir51 dar mayor prioridad al
y brevísima provisión de dinero. Y con esto repre-
problema del Norte y con ello recuperar, y ampliar, el
sentále el descontentamiento con que Vuestra Ex-
área bajo dominio español, aunque nuevas complica-
celencia se hallaba».
ciones posteriores, como el conflicto con Inglaterra y la
Unos días antes de esta entrevista, concretamente el 12
intervención en las guerras de religión en Francia, im-
de diciembre, Zavala había escrito al Monarca una enér-
pedirían completar la tarea. Cuánto hubo de culpa del
gica carta en este mismo sentido, que debemos resaltar
propio Felipe II en esta nueva dispersión de esfuerzos
que excedían las fuerzas de la Monarquía, a partir de
por su carácter profético ­anticipando lealmente, pun-
1588, es cuestión compleja que no podemos tratar aquí.
to por punto, la tormenta que se cernía sobre el ejército
de Flandes­ (cfr. Apéndice III). Llama la atención en
Otros asuntos militares y administrativos
esta carta, por cierto, el estilo meridianamente claro,
directo y explícito del guipuzcoano . Tenemos aquí, di-
Regresando al año 1575 que ahora nos atañe, un segun-
cho sea de paso, otra pista sobre el tajante, categórico y
do asunto trascendental a agilizar en la Corte por Do-
hasta áspero carácter de nuestro personaje, al que ten-
mingo de Zavala, era el envío a Flandes de la Armada
dremos ocasión de volver. Sin duda, era Zavala un hom-
que hacía largo tiempo estaba prometida, y cuya pronta
bre de fuerte personalidad, además de firme y recio cum-
llegada era condición absolutamente obligada para que
plidor de los deseos de su señor el Comendador Mayor.
la ofensiva militar alcanzara todo el éxito estratégico es-
perado. Nos ocuparemos luego con más detalle de este
Las negras predicciones de Zavala ­en la línea de lo que
importante aspecto.
clamaba Requesens desde Flandes­ avisaban lo que, en
Domingo de Zavala y el más íntimo anhelo del Comendador Mayor
El tercer punto a tratar por Zavala en Madrid, era el que más tocaba personalmente a
Luis de Requesens: obtener licencia para retirarse con su familia a su palacio de Barcelo-
na, por la razón manifiesta de su muy precaria salud, y para el mejor servicio del Rey en
los Países Bajos. El Comendador Mayor consideraba que era necesario un nuevo Go-
bernador en plenitud física, que no estuviera políticamente gastado como era ya su caso,
y que tuviera el carisma añadido de ser de Sangre Real (idea, esta última, en la que
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