II -- De Amberes a Madrid
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Todo indica que luego pasó a posesión de Juan de Zúñiga y Requesens ­hermano del
difunto­, una vez que éste regresó de Nápoles a la Corte. Juan de Zúñiga, ayo y mayor-
domo mayor del príncipe Felipe (futuro Rey Felipe III) y de las Infantas, residió en el
Real Alcázar, falleciendo en 1586 sin descendencia.
En el siglo XIX el conde de Altamira puso a la venta una abundantísima documenta-
ción que comprendía la de Juan de Zúñiga ­incluyendo su correspondencia con su
hermano Requesens, con el Rey Felipe II, etc.­, así como otros numerosos papeles del
Monarca, en especial las notas intercambiadas entre éste y su secretario personal Mateo
Vázquez.1
En 1869-1871 el mencionado conde de Altamira (José María Osorio de Moscoso y
Carvajal) se deshizo de esa documentación tal como estaba ­en completo desorden­ y
dividiéndola arbitrariamente en diversos lotes, en un acto que ha sido calificado justa-
mente de vergonzoso. Quedaría así dispersa en cuatro partes (sin contar los papeles que
fueron vendidos directamente a los tenderos de Madrid, y de los que se ha perdido toda
pista), de las que dos salieron al extranjero.
Una de ellas se la llevó a Suiza ­probablemente a título gracioso, o en compensación por
los sueldos que se le debían­ el propio intendente y bibliotecario del conde de Altamira,
Paul Chapuy (a la vez Cónsul general de Suiza en Madrid, en 1861-1877); sus herede-
ros la venderían en 1896 al erudito ginebrés Edouard Favre, y éste la donó en 1907 a la
Bibliothèque Publique et Universitaire de Ginebra, donde está integrada en la «Collec-
tion Edouard Favre».
Las otras se vendieron, una al Museo Británico, otra a Mariano de Zabálburu, y otra, en
fin, a Juan Crooke, conde de Valencia de Don Juan. Zabálburu y Crooke evitaron así
que todo este interesantísimo fondo saliera de España. Los respectivos lotes que ambos
adquirieron, se hallan en Madrid, en la Biblioteca Zabálburu (BZ) y en el Instituto
Valencia de Don Juan (IVDJ) respectivamente, y en los dos lugares hemos hallado pa-
peles relativos a la comisión de Zavala en Madrid (1575-1576); resultado lógico de la
absoluta anarquía en que se hallaba toda esta documentación cuando fue vendida en el
siglo XIX por el conde de Altamira.
La parte que fue a parar a Londres, se halla hoy en la sección de manuscritos de la
British Library. Riba García (1959) publicó una pequeña parte de esa documentación,
concretamente las notas intercambiadas entre el Rey y Mateo Vázquez; entre esas notas
hay también algunas que hacen referencia a la comisión de Zavala en Madrid. No es
descartable que tanto en Londres como en Ginebra puedan existir otros documentos
con alusiones de interés a este tema.
Los papeles de la BZ y del IVDJ que hemos consultado acerca de esta comisión de
Zavala, son inéditos. No se incluyeron, como ocurre también con gran parte de la docu-
mentación existente en la BZ y que sigue inédita, entre los documentos que fueron
publicados a fines del siglo XIX por Francisco de Zabálburu en la Colección de documen-
tos inéditos para la historia de España y en su continuación Nueva colección (...).
Igualmente es inédita la documentación relativa a la comisión de Zavala, que hemos
examinado en el AGS (Estado, legajo 562, núms. 82, 84 y 108, y legajo 564, nº 5) ; con
la advertencia de que la ingente correspondencia entre Luis de Requesens y el Rey con-
servada en estos legajos (especialmente, 562 a 565), si bien no referida específicamente
a nuestro biografiado, probablemente contenga más de una referencia colateral a Zava-
la.
1
March (1943/A), pp. 27-31, 38-46; Andrés, Gregorio de (1984), La fundación del Instituto y
Museo Valencia de Don Juan, Madrid, pp. 23-25; idem (1986), «La dispersión de la valiosa
colección bibliográfica y documental de la casa de Altamira», en Hispania, Tomo XLVI,
164, pp. 616-626.
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