II -- De Amberes a Madrid
Las dilaciones del Rey y de su burocracia en la resolución de los asuntos
Tanto Luis de Requesens como Domingo de Zavala dejaron repetida constancia, a lo
largo de esta comisión del guipuzcoano en la Corte, de su profundo disgusto por la
lentitud con que Felipe II y su entorno analizaban y decidían cuestiones necesitadas de
urgente determinación. No eran los únicos, desde luego. Los propios secretarios y con-
sejeros del Rey, como veremos, se mostraban disconformes con el proceder minucioso y
puntilloso de su Soberano; no obstante, ni Requesens ni Zavala exculpaban a estos
últimos de su parte de responsabilidad.
«Instrucción» de Requesens a Zavala (Amberes 27-5-1575) ­empleando aquí el lengua-
je más delicado, circunspecto y eufemístico posible, ya que esta Instrucción estaba des-
tinada a ser presentada en la propia Corte­:
«Diréis a Su Majestad que aunque yo he escrito, así a sus Reales manos como a las de
sus secretarios todo cuanto vos le podéis decir de las cosas de acá, todavía porque las
cartas no hablan más que una vez y después de haberlas leído los ministros suelen
fácilmente (ocupados en otras cosas) olvidar lo que contienen, me ha parecido cosa
muy necesaria a su servicio enviar persona propia [Domingo de Zavala] para que lo
refiera de nuevo, y acuerde a Su Majestad y a sus ministros las cosas en que conviene
tomar muy breve resolución (...)».
Carta del Comendador Mayor a Zavala, en camino hacia Madrid (junio 1575):
«Desde octubre no me responden [de la Corte] a cosa».1 «Así que vos podéis dar gritos
por la verdad de las cosas que se contienen en vuestra comisión, hasta llegar a hacer
protesta si fuere menester, que yo no puedo ya más».
Idem (22-11-1575):
«Va ahí tan despacio la resolución en esto y en todo, que temo que ninguna ha de
llegar a tiempo. Pero vos dad gritos como lo hacéis sobre esto [su anhelado relevo en el
cargo] y sobre la provisión de dinero».
«Escribo asimismo a Garnica y a Delgado y al obispo de Cuenca y a algunos otros
ministros. Pero no a todos porque no sé qué decirles en sus cartas (pues no me respon-
den) (...)».
«Las grandes resoluciones que Zayas os dijo que de allá se me habían enviado (...) no
sólo no me han sacado de la confusión en que estaba, y hay una infinidad de cosas en
que no me han respondido palabra, y preguntándome [ellos] de nuevo muchas que les
he escrito 100 veces. Y convendría que pidiésedes os mostrasen todas las cartas que he
escrito desde el mes de agosto del año de 74 acá, y que vos fuésedes sacando memoria
de las cosas a que no me han respondido y se lo acordásedes, porque a ellos jamás se les
acordará».
«Procurad de hacer capaz así al Rey como a sus ministros de la gran costa ordinaria
que aquí se tiene (...). Pero como vos decís lo deben de entender pero quieren hacerse
sordos».
Idem (18-12-1575):
«Yo no sé ya cómo podérselo dar [su consejo al Rey] para el remedio porque cuanto
más pienso en ello tanto más cerrados hallo los caminos, y más entendiendo lo que
vos decís de que no hay ministro que ose decir la verdad al Rey».
«Tengo ya tanta experiencia que no se ha de aprestar ahí ninguna cosa en tiempo y
sazón, y todo es gastar tiempo y dinero y reputación».
Domingo de Zavala al Comendador Mayor (Madrid 28-12-1575):
«Háse consultado esto [la forma de enviar dinero a Flandes] al Rey, y no ha tomado
aún en ello resolución (...). Pero los consejeros se descargan con decir que no se sigue
su parecer en nada, y los secretarios echan la culpa a su amo,2 diciendo que su remisión
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