II -- De Amberes a Madrid
En cambio, el Comendador Mayor había cumplido con
Las armadas de Menéndez de Avilés y
su parte del proyecto estratégico en que tan justificada
Pedro de Valdés, y la ofensiva de Zelanda
confianza tenía depositada, aunque siempre a la espera
de la llegada de una Armada con la que combinar el
Felipe II encargó en febrero de 1574 al excelente mari-
golpe decisivo sobre Walcheren. En el otoño de 1575,
no y estratega asturiano Pedro Menéndez de Avilés el
en efecto, Requesens dedicó todos sus esfuerzos a una
mando de una gran Armada que desde Santander debía
ofensiva sobre las islas de Zelanda situadas al norte de
acudir a Flandes.57
Walcheren, que tuvo éxito y se concretó en la toma de
Según los planes trazados entre Menéndez de Avilés y
Schouwen y otras. Un triunfo conseguido por los Ter-
Requesens, las embarcaciones ligeras (pataches, zabras,
cios merced al desconcertante y heroico método del va-
pinazas y lanchas) realizarían la toma de la isla de Wal-
deo nocturno a pie, ya mencionado. En cualquier caso,
cheren, o de otra de las islas de Zelanda, como Schouwen,
este logro no tendría desarrollo al faltar el componente
que contara con un puerto adecuado para las naos grue-
naval necesario para la operación de Walcheren, y al fin
sas, imperiosamente necesario, y controlarían el río Es-
y a la postre sería efímero, pues en los meses de caos y
calda. Con ese puerto como base de la Armada, sería
descomposición del ejército que siguieron a la muerte
factible acosar a los rebeldes por mar, aislarlos y arruinar
del Comendador Mayor (marzo 1576) estas islas fue-
su comercio marítimo.
ron abandonadas.
Las dificultades económicas y logísticas fueron ralenti-
No obstante la interminable sucesión de decepciones
zando los preparativos, y en consecuencia la salida pre-
con respecto a la llegada de socorros navales, todavía el
vista para el mes de mayo se fue posponiendo hasta que,
18-12-1575 Luis de Requesens insistía a Zavala que si-
llegado el mes de septiembre, y para evitar la peligrosa
guiera solicitando en la Corte una Armada en condicio-
estación otoñal, fue suspendida por el Rey, con la previ-
nes ­siempre prometida y nunca llegada­:
sión de hacerla en la primavera de 1575.
«Por las cartas que al Rey escribo veréis el misera-
Finalmente y en el mismo mes de septiembre se acordó
ble estado en que lo de aquí queda por culpa de
la salida de la Armada, pero en el momento en que em-
los que le dieron tan ruin consejo, y yo no sé ya
pezaba a partir del puerto de Santander se desató en ella
cómo podérselo dar para el remedio porque cuanto
una epidemia de tifus, que junto a la fulminante muer-
más pienso en ello tanto más cerrados hallo los
te de Menéndez de Avilés (día 16), constituyeron un
caminos, y más entendiendo lo que vos decís de
golpe del que esta Armada ya no se recuperaría.
que no hay ministro que ose decir la verdad al
Rey, y no ose pedir las naos grandes y pequeñas
En 1575, la comisión de Zavala ante la Corte no iba a
que decís para la empresa de Walcheren a la pri-
tener más éxito. La correspondencia intercambiada en-
mavera, que tengo ya tanta experiencia que no se
tre este último y su señor, muestra con abundancia de
ha de aprestar ahí ninguna cosa en tiempo y sa-
detalles la amargura y las negras previsiones de Reque-
zón, y todo es gastar tiempo y dinero y reputa-
sens ante la falta de respuesta tangible a sus peticiones
ción. Pero todavía será bien que pidáis a Zayas la
urgentes de socorro económico y naval. No se excluía
relación que yo envío sacada de las cartas de Juan
de estas críticas al mismo Monarca y a sus Secretarios,
Martínez de Recalde, para que podáis acordar de
por su no comprensión de hasta qué punto era crítica la
cuán poco fruto es todo lo que ha llegado,59 y pe-
situación de los Países Bajos y su desesperante lentitud
dir el remedio de lo que se puede, que yo os remi-
en la toma de decisiones (cfr. supra). Solamente apunta-
to que pidáis la Armada que os pareciere con pre-
remos un par de testimonios al respecto, limitándonos
supuesto que han de proveer con qué sustentarla
al aspecto marítimo que ahora nos atañe.
a ella y a lo demás».
En este sentido, si había sido desafortunada la historia
El mal tiempo propio de estas fechas ya tardías y un
de la Armada del año 1574 del malogrado Menéndez
motín ocasionado por la falta de pagas retrasaron a fin
de Avilés, todavía más frustrante para Requesens será la
del mismo año 1575 la salida de Santander de la arma-
de sus epígonos del año siguiente al no influir aquí la
dilla de dos naos y dos zabras con la que Sancho de
desgracia de una epidemia, y sin embargo, resultar al fin
Archiniega debía llevar urgentemente dinero al Comen-
y a la postre no menos fallidos.
dador Mayor. Todo lo cual contribuyó a frenar la ofen-
La Armada que se preparaba de nuevo en Santander era
siva terrestre española.
mucho más modesta que la de 1574. Saldría finalmente
Precisamente sobre la cuestión de Archiniega, nos ofre-
pero con mucho retraso y en mala estación, ya a fines de
ce Domingo de Zavala un interesante testimonio. El 28
septiembre, con Pedro de Valdés al frente, y con Juan
del mismo mes de diciembre, Zavala escribía desde
Martínez de Recalde como jefe de la flotilla de embar-
caciones ligeras (pataches, zabras y pinazas). Finalmen-
Madrid a su señor la mala noticia de que «no hay cosa
te, los temporales y el regreso de parte de la flota mengua-
de nuevo de las de mi comisión de que yo pueda dar
ron en número y dañaron gravemente la flotilla de zabras y
cuenta a Vuestra Excelencia que no sea para lastimarle,
pinazas llegadas con Recalde a Dunquerque, las cuales no
pues la provisión del dinero está más atrás que nunca».
supusieron para Requesens ninguna solución.58
Le notificaba que la salida de Archiniega, con 150.000
120