2.2. La comisión de Zavala ante el Monarca
escudos a bordo, había quedado aplazada por el Rey sine
La muerte de Requesens
die, debido al mal tiempo propio de la estación y al cita-
La muerte sorprendería al Comendador Mayor el
do motín; tras el cual, por cierto, Archiniega veía la mano
5-3-1576 en Bruselas sin ver conseguidos de la Corte
de Pedro de Valdés, deseoso de hacerse con el mando de
ninguno de los objetivos vitales de la comisión enco-
esta nueva expedición. A la sazón Valdés iba camino de
mendada a su leal y apreciado secretario Domingo de
Madrid para dar cuenta de su viaje de regreso desde In-
Zavala. Y en lo que a la cuestión naval se refiere, similar
glaterra, donde había tenido que refugiarse con parte de
tónica de impotencia española continuaría, en fin, en
su flota debido a los temporales, mientras Recalde con
décadas posteriores y a lo largo de la que ya sería inter-
las embarcaciones ligeras, y serios daños, conseguía lle-
minable guerra de Flandes, cumpliéndose exactamente
gar a Dunquerque
los peores temores manifestados por Requesens a este
respecto.
En vísperas de la muerte del Comendador Mayor, en
fin, Zavala seguía en contacto con el Rey por mediación
Don Pedro de Valdés
de su Secretario particular Mateo Vázquez, transmitién-
dole las que serían postreras peticiones de su señor rela-
Destacado marino asturiano, hombre de notables
tivas principalmente a su anhelado relevo en el cargo
capacidades pero también de muy acusada perso-
(febrero de 1576). Por su parte, Felipe II continuaba
nalidad y orgullo, y ciertamente difícil en sus re-
indicando a Mateo Vázquez que se consultara a Zavala
laciones con la cadena de mando, fue uno de los
­«que está sobre el negocio»­ todo lo relativo a los soco-
más controvertidos generales de las armadas del
rros económicos y militares que se precisaban en Flan-
reinado de Felipe II.
des («es bien saber en todo el parecer de Zabala») (cfr.
Años después, en julio de 1581, fracasó al inten-
Apéndice III). En cualquier caso, el tiempo había pasa-
tar tomar la isla Terceira (en las Azores) con la
do ­hasta un total de seis meses­, y las cosas seguían
reducida fuerza de que disponía y sin esperar la
prácticamente como al principio.
llegada de la escuadra principal, en un acto de
El fallecimiento de su señor halló a Domingo de Zavala
impetuosa desobediencia a las órdenes que tenía,
en Villafranca, donde había ido para atender asuntos
que le valió ser enjuiciado y encarcelado por insu-
personales, después de hacer en la Corte nuevas instan-
bordinación.1 Sólo sería liberado ante la necesi-
cias y dejar encargado de su cuidado al agente ordina-
dad acuciante de altos mandos para la «Gran Ar-
rio de Requesens en la Corte, Nofre Saposa. Puesto que
mada» contra Inglaterra, en la cual participó como
no cabía esperar ninguna resolución inmediata ­tal
general de la escuadra de Andalucía.
«como en Madrid tienen las cosas el [fin] es muy lar-
La forma en que rindió al enemigo su nave capi-
go»­.
tana (aunque ciertamente, averiada como estaba
Seguidamente, a principios de mayo Zavala regresaría a
y habiendo sido abandonada por la Armada que
Madrid por indicación de la familia Requesens-Zúñiga
no detuvo su marcha, no le quedara otra opción
(que lo mantenía a su servicio privado), para encargarse
que rendirla), es también objeto de controversia,
­en la parte que allí tocaba­ de la ejecución del testa-
al no tomar extrañamente ninguna determinación
mento del difunto Comendador Mayor.
sobre los 50.000 ducados que llevaba a bordo y
que cayeron en poder de sus captores.2
1
Cerezo Martínez (1988); O'Donnell (2000).
2
Parker y Martin (1988).
Zavala seguía su exposición y, al igual que hacía desde
Notas
Bruselas su señor el Comendador Mayor, no dejaba de
mostrar su disgusto por la forma en que el Monarca y
1
Serrano (1971), p. 230; March (1943/A), pp. 137-140.
sus Secretarios abordaban una situación necesitada de
2
Álvarez-Ossorio (2001), pp. 32-33; Parker (1998), p.p.
medidas urgentes. Así, las galeras que debían llevar a
156-157.
Flandes otros 100.000 escudos vía Génova, habían per-
manecido en Palamós esperando unos despachos de la
3
Estudiado en detalle por March (1943/A).
Corte para Italia, despachos que podía haberlos llevado
4
Requesens lo llamaba «la casa de Su Majestad», y en efecto
sin problemas una fragata. Y al conocerse ahora que en
lo era, ya que él la ocupaba como su delegado.
la costa francesa había una flotilla corsaria berberisca,
5
Co.Do.In. (Tomo CII, pp. 35-42, 45, 64-65, 74-76,
habían pospuesto su salida, «y háse consultado esto al
103-106) y March (1943/A, pp. 311-320).
Rey, y no ha tomado aún en ello resolución, y todo va
6
March (1943/A), pp. 20 y 130.
así que parece encantamiento».
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