III -- Otros episodios de una vida
Notas
razón de su privilegiado origen geográfico, gracias al cual
1
AHDSS, Iglesia parroquial de Ordizia, Libro 2715 / 001-00
se les concedía y disfrutaban, con carácter generalizado,
(bautizos).
de aquella cualidad de «limpieza de sangre» tan valorada
2
AHN, Órdenes Militares, Santiago, Pruebas, Expediente
en la España de la época: una condición de especial im-
9.048.
portancia, si cabe, dado que de lactancia se trataba ... y no
3
Lope de Isasti, por su parte, menciona la existencia de una
es ironía por nuestra parte, aunque parezca increíble, sino
casa solariega Mendiola en Alzaga (1625, p. 108).
otra de aquellas peculiares y más bien lamentables nocio-
nes vigentes en la mentalidad española y vasca por siglos.
4
Investigación del Alcalde de Villafranca fechada a 11-1-1597
(AHDSS, Iglesia parroquial de Ordizia, 2734 / 000 ­ 00).
16
1908, p. 192.
5
Testimonios en las hojas 4 a (pregunta 4ª), y 6 a (idem).
17
1994, pp. 251, 256.
6
1625, p. 108.
18
Texto de Commentarios políticos a los Annales de Cayo Vero
Cornelio Tácito (Madrid 1687), citado por Caro Baroja
7
Investigación del Alcalde de Villafranca sobre el derecho a
(1986/B), p. 261. Herrero García (1927, pp. 564-567)
unos asientos de la parroquia (AHDSS, Iglesia parroquial
ofrece una amplia recopilación de curiosos testimonios
de Ordizia, 2734 / 000 ­ 00).
sobre la buena fama de los vascos en esta materia.
8
Quatrefages (1983, pp. 282-283, 161) describe las tareas
19
Texto de Tardes entretenidas (Madrid 1625), recogido por
de este oficio de plantilla en cada compañía, considerado
Herrero García (1927), p. 566.
muy necesario ya que de él dependía la «atención [sanita-
ria] rápida e inmediata dentro de las posibilidades»: pur-
20
Caro Baroja (1986/A), pp. 54-56.
gas, sangrías, aplicaciones de una farmacopea básica, ven-
21
Duque de Maura, Vida y reinado de Carlos II (Madrid
dado de heridas, e intervenciones quirúrgicas de urgencia.
1942). Recogido por Escudero (1976), vol. 2, p. 382.
A nivel superior, en cada Tercio (entre 1.500 y 2.000 mi-
litares, más un número similar de mujeres ­legales o no­,
criados, etc que les acompañaban), existían un médico y
un cirujano diplomado ­cifras que hoy nos parecen ridí-
culas, pero consideradas adecuadas en la época­. Por fin, a
nivel de la zona de operaciones, había varios hospitales de
campaña, y a retaguardia, un hospital general, todos ellos
lógicamente con la correspondiente dotación de médicos,
cirujanos y boticarios, unos hospitales muy rudimentarios
a nuestros ojos, pero que formaban una estructura excep-
cionalmente modélica si se compara con los parámetros
Iglesia de Santa María de la Asunción (Ordizia).
habituales de aquellos tiempos. Sin embargo, las distan-
cias y la lentitud de los medios de transporte hacían que
gran parte de los heridos y enfermos no recibiesen más
atención sanitaria que la que les proporcionaba el barbero
de la compañía (1983, pp. 159-163).
9
1908, pp. 80-81 (nota), y 477.
10
Hoja 7 b (pregunta 4ª).
11
Echegaray y Múgica (1908), pp. 394-395.
12
1908, pp. 403-405.
13
El Corregidor era foráneo y sin intereses propios en la
Provincia, para garantizar su imparcialidad y justicia, con
arreglo a la normativa general de los Corregidores castella-
nos.
14
Una síntesis del origen y consolidación de este reconoci-
miento de la «hidalguía universal» de los guipuzcoanos
(admitida por la Corona, tácita o explícitamente, en suce-
sivas normativas forales y disposiciones Regias de 1397,
1510, 1527, etc), en Truchuelo (2004), pp. 557-566. Lo
cual no quiere decir que este atributo que se concedía a los
naturales de estas provincias, no fuera a veces puesto en
cuestión en el resto del Reino por ciertas voces críticas, y
por algunos jueces partidarios de establecer un mayor con-
trol.
15
Por cierto y como curiosidad, hasta en ésto, en materia de
nodrizas, gozaban de cierta ventaja las hidalgas vascas por
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