III -- Otros episodios de una vida
rez.9 Granvela era considerado, en estos años 1579-1583,
El nombramiento se produjo en 1578. (No conocemos
el hombre más encumbrado de la Monarquía después
la fecha exacta. Más detalles sobre sus atribuciones como
del Rey (aunque próximo a caer en desgracia, como su-
«Veedor y Contador por Su Majestad en el Principado
cedería al regreso del Monarca).
de Cataluña y condados de Rosellón y Cerdaña»,6 en el
Apéndice V).
Conviene señalar que la antigua estrecha colaboración po-
lítica entre Granvela y Zúñiga se había evaporado, debi-
Lo queestá claro es que Domingo de Zavala no se
do al deseo del Cardenal de mantener a Zúñiga en Italia,
sintió a gusto ni en el empleo ni en Barcelona, y que
alejado de la Corte (en lugar de traerlo desde la embajada
hizo cuanto pudo para volver rápidamente a Madrid.
de Roma, como Don Juan deseaba, Granvela se había
Así lo expresaba desde esta Villa en carta de 26-12-1580
limitado a trasladarle a fines de 1579 al cargo de Virrey
a su protector Juan de Zúñiga (ahora virrey de Nápo-
de Nápoles);10 no obstante y pese al enfriamiento de sus
les), manifestando la enemistad y las «malas obras» que
relaciones, en las cuestiones particulares todavía recurría
le hacía el Secretario de Guerra de Su Majestad, Juan
Zúñiga a los buenos oficios del Cardenal.
Delgado, y el mal efecto que el clima de Barcelona oca-
sionaba a su salud (y a la de su esposa, que por esta
La novia en cuestión era Mencía de Requesens, viuda
misma causa se había vuelto a Villafranca) (cfr. Apéndice
de Pedro Fajardo, III Marqués de los Vélez ­ya lo he-
V). Zavala deseaba cambiar este oficio por otro, o bien,
mos apuntado­. La hija de Don Luis había contraído
obtener licencia para abandonar Barcelona sin pérdida
matrimonio con Fajardo en 1572, contando con sólo
14 años de edad.11 No duró mucho el matrimonio, por
del empleo. Esta última sería la solución adoptada, y
la prematura muerte del Marqués en 1579. Mencía era,
Zavala permanecería en Madrid como agente de Juan
por tanto, muy joven todavía, y no tardaría mucho tiem-
de Zúñiga, sin perjuicio de retener la titularidad del car-
po en contraer el nuevo enlace al que ahora nos referi-
go Regio que le correspondía en Barcelona.
mos. Concretamente y después de largas negociaciones,
En cuanto al viaje a Nápoles que hemos apuntado en la
tendría lugar por fin en noviembre de 1582, con 25 años.
primavera de 1580 (ver Nota), y que tan escasamente le
El novio era Juan Alonso Pimentel Herrera, conde de
entusiasmaba, parece que no llegó a efectuarlo. Pese a
Benavente, un aristócrata zamorano, con residencia en
que se lo proponía su protector Zúñiga. «Ni Nápoles ni
el castillo de la villa de su apellido, que alcanzaría su
lo mucho que de él se dice son de mi gusto, ni cosa que
mayor relevancia ya durante el reinado de Felipe III.
yo deseo», escribía el guipuzcoano al Secretario Juan Del-
(Fue virrey de Valencia en 1598-1602 y de Nápoles en
gado el 29-1-1580.
1603-1610, presidente del Consejo de Italia, Mayordo-
mo mayor de la Reina, etc).
De nuevo en Madrid.
Las negociaciones se iniciaron en enero de 1581 y se
El Cardenal de Granvela
prolongaron hasta el verano de 1582, debido entre otras
dificultades a los problemas planteados por algunos
En su nueva etapa en Madrid, su principal ocupación,
miembros de la familia Fajardo; en concreto, un prota-
siempre por encargo y como agente de Juan de Zúñiga,
gonista especial de estas complicaciones fue Diego Fa-
iba a ser la de participar, bajo la supervisión del Cardenal
jardo, hermano del difunto Don Pedro, incluyendo la
de Granvela, en la negociación de las condiciones, princi-
interposición de los correspondientes pleitos en torno a
palmente económicas, claro está, del nuevo matrimonio
la herencia del Marqués. En palabras de Granvela a
de la hija del difunto Luis de Requesens, viuda del ya
Zúñiga, «no me place que pláticas de casamientos du-
mencionado Marqués de los Vélez (cfr. Apéndice VI).
ren tanto, por el estorbo que suelen ordinariamente pro-
curar hombres ociosos o mal inclinados».
Antes de referirnos a su nuevo cometido cometido en
Madrid digamos dos palabras sobre un importante per-
Domingo de Zavala llevó la cuestión manteniendo infor-
sonaje que se cruzaba en las gestiones de Zavala. El bor-
mado a Granvela, y recurriendo a su mediación cuando
goñón7 Antoine Perrenot, Cardenal de Granvela (a quien
hizo falta; el propio Cardenal le abría en enero de 1581
ya mencionamos en su momento, a propósito de la «San-
su puerta «a cualquier hora del día y de la noche», para
ta Liga» de 1571), era presidente del Consejo de Italia,
tratar con Zavala tanto el tema del matrimonio, como los
miembro asimismo de los Consejos de Estado y de Gue-
demás asuntos de Juan de Zúñiga. La gestión de Zavala
rra, y había sido encargado en 1580 por el Rey Felipe II
se desarrolló a plena satisfacción de Granvela: «Zabala
­a la sazón en Portugal­ de dirigir los órganos de go-
tiene cuidado de todo» (12-9-1581, Granvela a Juan de
bierno en Madrid durante su ausencia.
Zúñiga), «en las cosas del casamiento me remitiré a Za-
bala (...) puesque es diligente» (21-12-1581, idem).
En efecto, en marzo de 1580 Felipe II había salido hacia
su nuevo Reino de Portugal acompañado de la Casa Real,
No fue ésta la única tarea atendida por Zavala, que des-
los Consejos de Estado y de Guerra, y los Secretarios de
empeñó cuantos encargos le encomendó Juan de Zúñi-
Su Majestad,8 quedando todos los demás organismos
ga, tanto paracomo para la joven Marquesa viuda,
en Madrid. El Cardenal de Granvela había llegado en
considerada igualmente como «mi señora» por el gui-
1579 desde Roma, llamado por el Rey para ayudarle en
puzcoano. Así, en enero de 1581 se disponía también a
revisar las cuentas del Marquesado de los Vélez y otras
la superación de la crisis gubernamental abierta con el
que Zúñiga le confiaba.12
descubrimiento de la traición del Secretario Antonio Pé-
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