III -- Otros episodios de una vida
Mientras tanto, Zavala tuvo tiempo para seguir acer-
regresaba del Virreinato de Nápoles con destino a la
cándose de vez en cuando a su «Villafranca de Guipúz-
Corte.
coa» natal, como en el verano de 1582.
Nombramiento como Gobernador
En cuanto al casamiento de la pareja Pimentel-Re-
quesens, fue concertado finalmente para el 14-11-1582.
del Señorío de los Vélez
Así lo informaba Zavala a Juan de Zúñiga el 1 de octu-
bre, dando por cerrado el negocio, y concretando que
Casados en 1572, Pedro Fajardo y Mencía de Reque-
iba a salir para Mula (capital administrativa del señorío
sens habían tenido un hijo, Luis Fajardo Requesens
de los Vélez, en Murcia). A la vuelta, señalaba, alcanza-
Zúñiga, IV Marqués de los Vélez. Precisamente ahora,
ría a la Marquesa para acompañarla hasta Villarejo de
con el nuevo matrimonio a finales de 1582 de doña
Salvanés, donde a su vez acudiría el Conde procedente
Mencía y su marcha a Benavente (Zamora) junto a su
de su residencia en Benavente (Zamora), para realizar
segundo marido, la Marquesa viuda designaba a su tío
allí la boda.13
Juan de Zúñiga como tutor de su hijo, que era menor
de edad, y administrador de sus bienes. Pero Zúñiga
Al enlace asistirían por supuesto los Zúñiga de la rama
por supuesto no residía en el Marquesado de su sobrino
principal castellana, es decir, los Zúñiga-Avellaneda, pa-
sino en Nápoles, y muy pronto en Madrid, al servicio
rientes de los Zúñiga-Requesens en concreto Juan de
del Rey, y evidentemente se le hacía necesario poner el
Zúñiga-Avellaneda y Bazán, conde de Miranda. Éste era
gobierno del señorío ­siendo como era el tutor de su
el primo castellano del catalán Juan de Zúñiga y Reque-
sobrino­ en manos de un hombre de su entera confian-
sens que aquí nos interesa, señor de nuestro Domingo
za, en sustitución de la persona que en ese momento
de Zavala. Seguidamente el guipuzcoano saldría para
ejercía el oficio. El elegido va a ser Domingo de Zavala.
Barcelona para esperar allí a su señor, que en diciembre
Pedro Fajardo, III Marqués de los Vélez
Domingo de Zavala mantuvo una estrecha relación con Don Pedro Fajardo durante el tiempo que el
guipuzcoano permaneció en Madrid actuando de comisionado del Gobernador general de los Países
Bajos Luis de Requesens ante el Rey (1575-1576), y de agente ejecutor del testamento del difunto
Comendador Mayor (1576-1577). Fajardo, como yerno que era de Don Luis ­con quien mantenía,
además, excelentes lazos de amistad personal y de afinidad política­, y en su condición de hombre muy
bien situado en la Corte y en la propia Casa Real, prestó en todo momento su respaldo a las gestiones de
Zavala; aunque, como sabemos, esto no fue suficiente en el caso de la comisión ante el Rey, por las
razones «de fondo» que ya describimos en su momento.
Pedro Fajardo, III Marqués de los Vélez (1530-1579), era hijo de Luis Fajardo, II Marqués (1508-1574),
este último tristemente célebre por su desafortunada intervención en la guerra de las Alpujarras. No
podían ser más distintos el padre y el hijo: hombre de guerra Don Luis, hombre de libros Don Pedro;
áspero y fiero el uno, refinado y diplomático el otro; apegado a sus posesiones el primero, deseoso de
mayores vuelos cortesanos el segundo.1
El progenitor había sido en tiempos de Carlos V un carismático guerrero ­de índole puramente heroi-
ca, un tanto anacrónica­, un hombre corajudo y arrojado más propio de los mejores tiempos de la
antigua caballería. Había así acompañado al Emperador, de cuyo aprecio gozaba, en sus campañas por
Europa y el norte de África.
En época de Felipe II, asentado ya en sus posesiones, había desempeñado la defensa terrestre de la costa
murciana contra las razzias berberiscas, en cuanto «Adelantado»2 (gobernador político-militar) del Rei-
no de Murcia. De ahí, también, su intervención en la lucha contra la sublevación de los vecinos moris-
cos granadinos (en la que «brilló» por su espectacular arrojo personal, pero todavía más por su torpeza
militar y política), que constituyó un rotundo fracaso ­teniendo que retirarse a su casa­ y afectó a su
buena fama en adelante. El propio Luis de Requesens (su futuro consuegro), que asistió a dicha guerra
como segundo de Juan de Austria, dejó señalado que Luis Fajardo era tan valiente como incapaz para el
mando.3 Este famoso II Marqués de los Vélez falleció en su castillo de Vélez Blanco el 4-7-1574,
heredando su hijo Pedro su título y posesiones.
Pedro Fajardo recibió también la dignidad de Adelantado del Reino de Murcia, pero su camino no era
el de las armas y nunca llegó a ejercer las obligaciones del cargo. Su vocación fueron las letras, la política
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