3.3. Gobernador del señorío de los Vélez
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y la Corte. En 1572-1575 estuvo en el Imperio (Viena) como embajador extraordinario
en misión diplomática especial, que le llevó durante un tiempo también a Polonia. De
regreso a Madrid, en septiembre de 1575 fue nombrado Mayordomo mayor de la Rei-
na, y en abril de 1576 ­como gesto de gratitud del Monarca por los servicios de su
suegro, el difunto Luis de Requesens­ entró a formar parte de los Consejos de Estado y
de Guerra, así como de la la Junta de Flandes (apoyando, para el problema de los Países
Bajos, la línea partidaria de concesiones políticas que ya conocemos, prevaleciente sobre
la desacreditada línea de inflexibilidad y dureza encabezada por el Duque de Alba; cfr.
capítulo 2). Pero su alineamiento en la facción de Antonio Pérez ­a quien secundó en
toda la operación del asesinato de Juan de Escobedo­ terminaría volviéndose en su
contra, cuando la figura de este Secretario Real se vino abajo. Gravemente enfermo, y
caído absolutamente en desgracia, Pedro Fajardo abandonó la Corte en enero de 1579
camino de su casa de Vélez Blanco, que no llegaría a alcanzar. Falleció en febrero, a los
48 años de edad.
Gregorio Marañón (1960) le retrató como hombre muy instruido e inteligente, pero
demasiado ambicioso y con pocos escrúpulos. En el asesinato de Juan de Escobedo,
parece que contribuyó de manera importante a engañar al Rey, involuntariamente, ya
que él mismo habría sido engañado por Antonio Pérez sobre sus verdaderos motivos (la
pretendida traición de Escobedo... cuando el verdadero traidor era el propio Pérez); en
este sentido, algunos autores consideran al Marqués de los Vélez como «un hombre de
paja» y un «juguete» en manos de Antonio Pérez.
1
Marañón (1960) realizó un estupendo estudio de ambos personajes. Sobre la figura de Don
Pedro, Fernández Conti (1998) y Martínez Millán y Carlos Morales (1998) aportan también
datos de interés. Una visión laudatoria en Tapia Garrido (1981), pp. 219-225.
2
La denominación «Adelantado», de origen típicamente medieval, aludía al carácter fronterizo
que el Reino cristiano de Murcia había tenido con respecto al Reino musulmán de Granada
durante la Baja Edad Media.
3
Marañón (1960), pp. 109-110.
más profunda inmersión en el ámbito de la administra-
La designación de Domingo de Zavala como Goberna-
ción señorial. Y no cabe duda de que para Zavala la es-
dor general de los estados de los Vélez se produjo coinci-
tancia en el Marquesado fue, después de tantos años de
diendo con la venida de Juan de Zúñiga a España en di-
andanzas por España y por Europa, un período muy
ciembre de 1582 (venía deseoso ya de asentarse en la Corte,
bien recibido de calma.
después de 13 años como embajador en Roma y Virrey
de Nápoles). El nombramiento se formalizó en Nápoles,
Contar con la confianza de Juan de Zúñiga para el des-
con Zúñiga figurando todavía como Virrey además de
empeño de este magnífico empleo suponía, asimismo,
como Comendador Mayor de Castilla, dignidad de que
un plus de estabilidad personal, mayor, sin duda, de la
disfrutaba ahora como antes lo había hecho su hermano
que podría encontrar en muchos empleos de la admi-
Don Luis. Y fue realizado «en nombre y como tutor y
nistración Real, lo que probablemente fue un motivo
administrador que soy de la persona y bienes y estados y
de respiro y una buena causa para sentirse satisfecho.
casa de Don Luis Fajardo Marqués de los Vélez y de
De hecho, no parece que Zavala tuviera gran prisa por
salir del señorío, durante los largos años en que ejerció
Molina mi sobrino», confiando en «la experiencia, sufi-
de Gobernador del mismo.
ciencia y habilidad de Domingo de Zavala, Veedor y
Contador por Su Majestad en el Principado de Cataluña.
Así, cuando en marzo de 1586 parecía inminente una
Este último era cargo Regio, a cuya titularidad debió
renovación de los Secretarios de Su Majestad, Juan de
renunciar ahora el guipuzcoano. (cfr. Apéndice VII).
Zúñiga (excelentemente situado en las posiciones de más
influencia en la Corte; más detalles infra) se acordó de
su leal servidor y le propuso para el puesto de Secretario
Renuncia al puesto de
de Guerra, teniendo presente la alta confianza que a Do-
Secretario de Guerra de Su Majestad
mingo de Zavala le había dispensado el difunto Don
Luis de Requesens, y sus buenos servicios y experiencia
Hemos visto que Domingo de Zavala venía compatibi-
como Secretario de Estado y Guerra en el Gobierno ge-
lizando desde hacía largos años el servicio a su señor y el
neral de los Países Bajos.
servicio al Rey. Ahora, con ocasión de esta larga etapa
en los estados de los Vélez, Zavala va a alejarse tempo-
El mes anterior había fallecido el titular de aquel pues-
ralmente de la administración Real y a desarrollar su
to, Antonio Gómez de Eraso.
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