III -- Otros episodios de una vida
cuestión por Diego Fajardo, hermano del difunto Mar-
Llegada al Señorío
qués, y que como ya sabemos andaba desde hacía años
Por la abundante correspondencia de Zavala con Juan
en otros pleitos con su cuñada doña Mencía sobre la
de Zúñiga,18 consta que el guipuzcoano se hallaba ya en
herencia de éste. Diego Fajardo, vecino de Vélez Blan-
su residencia de Mula (Murcia) en abril de 1583. Como
co, pretendía ahora hacerse con la tutela de su sobrino
curiosidad familiar, en septiembre del mismo año Zúñiga
y, por tanto y asimismo, con la administración de sus
se disponía a encomendar a Zavala la revisión de las cuen-
bienes. En octubre de 1587, sin embargo, el Consejo de
tas del señorío de la época en que Diego Fajardo había
Castilla confirmó a Zavala como Gobernador encarga-
administrado la hacienda de su hermano el Marqués;
do de «administrar la justicia y hacienda» del señorío.
pero en este momento Don Juan se hallaba a la espera
En la vista de la demanda, quedó reflejada no sólo la
del regreso del guipuzcoano a Murcia, pues había ido a
legalidad de la permanencia de Zavala en el empleo, sino
Villafranca a buscar a su esposa.19
también la excelente consideración que su gestión había
Todo indica que Zavala fue un eficiente servidor de su
merecido al difunto Juan de Zúñiga.
señora la Marquesa, manteniéndose como estuvo tan-
En palabras de la Real Provisión del Consejo de Castilla
tos años en el cargo. Lógicamente, dada la naturaleza de
dirigida a Domingo de Zavala, Don Juan «os lo había
su empleo, se ocupó de defender los intereses de doña
cometido [el cargo, a Zavala] como persona de quien
Mencía frente a las reclamaciones de sus súbditos, y no
tenía mucha satisfacción, y así en su testamento había
debió hacerlo mal. Ya en su época de agente de Juan de
declarado el dicho Comendador mayor que había cum-
Zúñiga y de doña Mencía en Madrid, se observa el celo
plido con su conciencia en haberos nombrado para el
y buen cuidado del guipuzcoano en este sentido, cuan-
dicho efecto, y cómo habíades administrado el dicho
do ponía a Zúñiga sobre aviso de una demanda de aqué-
estado con mucha facilidad y cuidado, en mucha utili-
llos y el peligro que suponía el asunto, con las siguientes
dad del dicho Marqués».
y significativas palabras: «los vasallos de mi señora la
Señalaba también el Consejo que, al morir Zúñiga, la
marquesa (...) entenderían que eran enajenados de sus
Marquesa viuda por su parte había confirmado igual-
señores, y podrían con este descontento intentar mil
mente a Zavala en el cargo: «por la utilidad del dicho
causas injustas para cansar a mi señora la marquesa con
Marqués su hijo os había nombrado para que tuviése-
pleitos» (25-6-1582).20
des la misma cuenta y administración del estado y bie-
En el propio documento de nombramiento de Zavala
nes del dicho Marqués, según que antes en vida del
como Gobernador general de los estados de los Vélez,
Comendador mayor la teníades sin innovar cosa algu-
otorgado por Juan de Zúñiga en Nápoles en diciembre
na». Puede por tanto deducirse que el gobierno de Za-
de 1582 (cfr. Apéndice VII), se observa el extensísimo
vala merecía también la satisfacción de doña Mencía.
alcance de la autoridad que quedaba a su cargo: alcan-
El IV Marqués de los Vélez, Luis Fajardo Requesens
zaba a las villas y lugares, los castillos, la jurisdicción
Zúñiga, menor de edad, era Grande de España y dueño
señorial civil y criminal, y las diversas rentas del señorío;
de uno de los señoríos laicos más importantes del sur-este
e incluía, entre sus atribuciones, la de nombrar y remo-
peninsular. No en vano los Vélez eran considerados uno
ver a los alcaides de las fortalezas, a los alcaldes de la
de los 15 linajes más ricos de España.22
justicia señorial, y a otros diversos oficiales como algua-
ciles, escribanos, etc.
Los estados del Marquesado
Entre los alcaldes parecen estar incluidos los alcaldes or-
dinarios de los pueblos, creemos deducir, aunque la re-
Los «estados» del Marquesado se localizaban en varias
dacción del documento es aquí algo vaga: habla de «cua-
áreas de las actuales provincias de Almería y de Murcia,
lesquier alcaldes, jueces y justicias, alguaciles, mayordo-
próximas una a la otra, aunque no lindantes físicamente
mos y escribanos, que en las villas del dicho estado haya».
entre sí. Incluían, como localidades más significadas:
En principio parece que podría referirse tanto a los Al-
caldes Mayores como a los alcaldes ordinarios, aunque
- En la actual provincia de Almería (en aquel tiempo,
sin embargo no se hace mención a los regidores de los
una comarca perteneciente al Reino23 de Granada):
concejos. A este respecto, diversos autores21 mencionan
Vélez Blanco ­centro político del señorío y residencia
que correspondía al Marqués, o al menos lo pretendía
de los Marqueses cuando estaban en el mismo, en su
así, la designación de los alcaldes y regidores de los pue-
monumental y espléndido castillo-palacio aquí ubica-
blos. Pero como veremos, la cuestión variaba en reali-
do­,24 Vélez Rubio, Albox, y Cuevas del Almanzora
dad de una localidad a otra, y no estaba tampoco exenta
(entonces «Cuevas del Marqués»).
de frecuentes confrontaciones entre los concejos y el po-
der señorial. Volveremos luego a este punto.
Otros pueblos: Oria, Zurgena, Arboleas, Cantoria,
María, Chirivel, Albanchez, Benitagla, Partaloa, La Por-
Confirmación de Zavala
tilla, etc.
- En la actual provincia de Murcia (en la época, Reino
Por cierto que, tras la muerte de Juan de Zúñiga en 1586,
de Murcia):
el nombramiento de Domingo de Zavala fue puesto en
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