3.4. Contador Mayor de Hacienda y Consejero de Hacienda
Es posible que ésta de Sevilla no fuera la única comisión
sos «clientes», el Consejero de Hacienda Alonso Ramí-
fiscalizadora desempeñada por Domingo de Zavala du-
rez de Prado (antiguo Fiscal del Consejo, ascendido a
rante su trayectoria como Contador Mayor. Consta, por
Consejero por Lerma en 1599), que fue arrestado en
ejemplo, que por exceso de trabajo rehusó participar en
diciembre de 1606.
una inspección «in situ» que se proponía emprender el
La erosión de las atribuciones del Consejo de Hacienda
Consejo sobre los libros de la hacienda de Portugal (re-
queda reflejada en las siguientes palabras de la época: «es-
cordemos que este Reino se había incorporado a la Mo-
tas plazas [los Consejeros de Hacienda] tienen ahora me-
narquía hispánica en 1580), a pesar de la gratificación
nos manos en la hacienda de Su Majestad después que se
extraordinaria que se otorgaba al muy capacitado perso-
ha dado todo al Confesor, por el cual corre esta materia y
nal que debía realizar esta tarea.33
se libra y se paga a todos, y en su presencia se resuelven los
asientos y se tienen las más importantes juntas de Ha-
cienda, quitados los consejos ordinarios».35 Baste decir que
Las Juntas
el mencionado Confesor no sólo se hizo con una presen-
Otro aspecto interesante de esta etapa en la vida de Do-
cia en diversas Juntas, sino además con la facultad de emitir
mingo de Zavala es su presencia en diversas «Juntas»,
órdenes de pago sin justificación, y en definitiva, con el
que como ya sabemos, se creaban con carácter específi-
dominio del manejo de los caudales.
co para tratar cuestiones concretas, «ad hoc», en base a
Una muestra de esta omnipresencia del citado Confesor
varios miembros procedentes de diversos órganos de la
(fallecido en junio de 1604) y de Pedro Franqueza, por
administración.
vía de las Juntas, fue la que se creó en noviembre de 1600
para negociar y rubricar los asientos y otros expedientes,
Un ejemplo lo tenemos en la «Junta particular» que fue
y que en octubre de 1601 fue dotada de poderes verdade-
nombrada en junio de 1595 ­por decisión, a su vez, de
ramente extraordinarios, pues se le concedía la facultad
la llamada «Junta Grande»­ para estudiar la forma de
de resolución de los pleitos en materia de arbitrios, sin
evitar la contratación de asientos con negociantes ex-
intromisión del Consejo de Hacienda ni del Consejo de
tranjeros, y proponer al Monarca lo que creyeran con-
Castilla. Pues bien, formaban dicha Junta: Don Juan de
veniente al respecto. Para integrar esta «Junta particu-
Borja, el Confesor Gaspar de Córdoba, Pedro Franqueza,
lar» fueron designados el Gobernador del Consejo de
el Contador Mayor Domingo de Zavala, el Fiscal del
Hacienda Pablo de Laguna, el Consejero y Contador
Consejo Juan Alonso Suárez, y el Secretario del mismo,
Mayor Juan de Menchaca, el Contador Mayor Domin-
Cristóbal de Ipeñarrieta.36
go de Zavala, y otras dos personas (cfr. Apéndice IX).
Cabe suponer, por lo demás, cuáles fueron los resulta-
El mencionado Juan de Borja y Castro, conde de Mayal-
dos prácticos de esta Junta, teniendo en cuenta la es-
de y de Ficallo (1533-1606), miembro de los Consejos
tructura y el infernal círculo vicioso en que se movía la
de Estado, de Guerra, y de Portugal, era otro de los miem-
Hacienda de los Austrias.
bros más destacados de la camarilla del Duque de Ler-
ma,37 pues no en vano era su tío carnal (don Juan era hijo
Las Juntas tenían su razón de ser en la doble necesidad
del Duque de Gandía ­el posterior San Francisco de Bor-
de agilizar el despacho de ciertos asuntos de particular
ja­ y de la dama portuguesa Leonor de Castro; hermano,
importancia, y de facilitar la coordinación entre las ac-
por tanto, de Isabel de Borja y Castro, la madre del Du-
tuaciones de los diversos organismos sobre una cuestión
que de Lerma), aunque al menos en su caso estaba acom-
determinada. Sin embargo, en el reinado de Felipe III la
pañado de una trayectoria estimable como servidor de la
situación degeneró, y la proliferación de Juntas forma-
Monarquía ya en época del anterior Monarca Felipe II,38
das «ad hoc» con participación de personas de la cama-
lo que no se puede decir del Confesor ni de Franqueza.
rilla íntima del Duque de Lerma, agudizó este proceso
de cesión de atribuciones y fue lógicamente en detri-
Todo indica, en este contexto, que los técnicos como
mento de la autoridad que debía tener el Consejo de
Zavala poco tenían que hacer ante los deseos de Juan de
Hacienda sobre la materia que le era propia.
Borja y, sobre todo, del célebre Confesor y del todavía
más célebre (tristemente) Don Pedro Franqueza.
Especiales protagonistas de esta usurpación competen-
cial fueron el Confesor del Rey, Gaspar de Córdoba, y
el lamentablemente famoso Pedro Franqueza.34 Apun-
Zavala jubilado
temos la penosa relevancia de este personaje catalán
­elevado por Lerma a Secretario de Estado para los asun-
Domingo de Zavala fue jubilado del Consejo y Conta-
tos de Italia, entre otros cargos­; sin embargo su patrón
duría Mayor ­conservando, con carácter vitalicio, su sa-
el Duque ­siguiendo la estrategia de sacrificar a sus clien-
lario y honores­ el 2-7-1603, a la edad de 67 años (cfr.
tes más corruptos para permanecer impune­ acabaría
Apéndice X). Debido a sus achaques, desde un tiempo
por dejarle caer, a modo de «castigo ejemplar» para aca-
antes venía ya residiendo en Villafranca por tempora-
llar la agitación que crecía contra el valido y sus «criatu-
das, con la pertinente licencia; así, el 1-7-1601 le fue
ras». Franqueza sería detenido en enero de 1607 y obje-
concedida una licencia de 6 meses, que le sería prorro-
to de un célebre proceso por toda clase de malversacio-
gada hasta el 30-5-1602 (y, por ejemplo, consta que efec-
nes y cohechos. Recordemos que el astuto Duque hará
tivamente entre enero y abril de 1602 ­cuando menos­
lo mismo y simultáneamente con otro de sus más famo-
se encontraba en su villa natal).
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