III -- Otros episodios de una vida
El Alcázar Real, residencia del Monarca y de la Casa Real
En la planta superior, «en el primer corredor está la Capilla Real, y el Aposento de la
Majestad del Rey [Felipe III], Reina y personas Reales (...). En la primera sala del cuarto
de Su Majestad asisten las guardas Española, Tudesca, y Archeros. En la de más adelante
los Porteros; en la siguiente su Majestad hace el primer día que se junta el Reino en
Cortes, la proposición de lo que han de tratar los Procuradores de la ciudades de los
Reinos de Castilla y León, y los viernes de cada semana consulta con su Majestad el
Consejo de Castilla las cosas de Gobierno; oye la primera vez a los Embajadores extraor-
dinarios (...). En otra más adelante esperan a su Majestad para acompañarle cuando sale
a oír Misa y Sermón, el Nuncio de su Santidad, y Embajadores que tienen asiento en su
Capilla. Recibe la primera vez en pie, con el collar del Toisón, arrimado a un bufete, a
los Embajadores ordinarios; y a los Presidentes y Consejeros sentado, cuando le dan las
Pascuas y besan la mano (...); y oye a los vasallos, que piden justicia, o gracia. En una
sala más adelante come retirado. Comer retirado, es cuando le sirven los Gentilhombres
de su Cámara. En ella recibe a los Cardenales; hacen juramento los Virreyes, Capitanes
Generales de mar y tierra, y oye a los Embajadores. En otra a los Presidentes, cuando le
consultan negocios (...). Más adelante está una sala (...) en ella come su Majestad en
público; se representan comedias, máscaras, torneos y fiestas. (...) Entrando más adelan-
te, por diferentes salas (...), está la Torre Dorada, y una hermosa galería (...); y compren-
den los ojos por la banda de Poniente y Mediodía una deleitosa vista; cerca de esta
galería duerme el Rey, escribe, firma y despacha». «Hay un pasadizo secreto (...); por él
se baja al parque y Casa de Campo. (...) está la sala donde los Reinos de Castilla y León
se juntan a conferir en Cortes lo que conviene a los Reinos. Más adelante, el cuarto del
Príncipe, el de la Reina, y de sus hijas, con muchas salas».
«En otro patio tienen su cuarto los Infantes de Castilla. Cerca de él está la guardajoyas,
y lo raro de la naturaleza del Orbe. No hay palabras con que poder explicar lo que ello
es»
«La vivienda de las personas Reales, y oficinas de su Casa, (...) todos son quinientos
aposentos». (González Dávila, 1623).1
1
1623, pp. 309-312.
8
Citado por Pérez-Mínguez (1934), pp. 300-301.
Notas
9
Francisco (1999), pp. 242-244, 6-12, 112-114; Carlos
1
Fernández Conti (1998); Martínez Millán y Carlos Mora-
Morales (1996), pp. 162-178, 202-218, 232; Martínez
les (1998).
Millán y Carlos Morales (1998), pp. 309-311 y apéndice
«Los consejeros de Felipe II».
2
Como curiosidad, Idiáquez y Zavala terminaron sus vidas
10
prácticamente a la vez, en 1614: el primero el 12 de octu-
Sobre este punto no hay unanimidad de los autores. Hay
fuentes que no incluyen aquí al Fiscal, o al Tesorero gene-
bre en Segovia, el segundo el 25 de noviembre en Villa-
ral. Por otra parte, entendemos que estos tres componen-
franca.
tes carecían de voto (así era, por ejemplo, en el caso del
3
1998, p. 513.
Fiscal ­Carlos Morales, 1996, p. 168­).
4
Así lo constatan Carlos Morales (1996, p. 174) y Francisco
11
Entre enero y abril ejerció Alonso Pérez de Ágreda como
(1999, p. 10) en referencia al Marqués de Poza, que no
Presidente interino.
siendo de la confianza de Lerma, fue conservado sin em-
12
Carlos Morales (1996), p. 209; Martínez Millán y Carlos
bargo en su cargo, debido a su experiencia en esta vital
Morales (1998), p. 310.
materia.
13
Francisco (1999), p. 10.
5
Ferós (2002), pp. 241-242, 325, 396, 288, 291; Martínez
Millán y Carlos Morales (1998), p. 409.
14
En junio de 1586 la Secretaría de Guerra se había dividido
en dos: una destinada a los asuntos de tierra, y otra a los
6
Ferós (2002), pp. 129, 234, 236, 319, 394; Martínez Mi-
asuntos marítimos (esta última, a cargo de Ibarra desde
llán y Carlos Morales (1998), pp. 521-522.
1591). En 1600 volvieron a refundirse, con Ibarra a su
7
frente.
Ferós (2002), p. 234.
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