III -- Otros episodios de una vida
pareciese a ambos, negándose Don Domingo porque el
Las razones de la oposición
testamento lo tenía bien mirado y bien considerado.42
al casamiento de Martín
Fue objeto de controversia, naturalmente, hasta qué punto
Nos queda una última curiosidad: ¿a qué se debió la
eran o no malas las relaciones entre Don Domingo y Mar-
oposición de Domingo de Zavala a la boda de Martín
tín.
con Isabel de Avendaño, después de haber convenido
Obviamente, la parte de J.Z. se esforzó en pintarlas con
los capitulados matrimoniales en el mes de enero?
los más negros colores, mientras que la parte de D.Z.A.,
Los testigos de Juan de Zavala nos ofrecen las siguientes
por el contrario, negó de plano tales aseveraciones. Así,
causas (sobre las cuales, la parte de Domingo de Zavala
testigos de J.Z. (incluida la viuda de Don Martín, Isabel
Aranguren no entra a pronunciarse):
de Avendaño) señalaron que Domingo, «indignado con-
tra el dicho don Martín su hijo», había estado durante
- La disconformidad de Don Domingo con el pago de
algunos años sin hablarle, porque «se ha casado contra
los 20.000 ducados que se obligaba a entregar para
mi voluntad». Tres años sin hablarle y sin darle licencia
saldar determinadas deudas que tenía su consuegro
para verle, «aunque el rencor que le cobró, siempre lo
Diego de Avendaño. Por cierto que estos 20.000 du-
tuvo hasta que murió», concretaba un testigo.
cados finalmente no llegarían a pagarse, ya que en las
mismas capitulaciones Don Diego, por su parte, se
Como anécdota, no sabemos hasta qué punto verosímil
comprometía a obtener una Real Facultad que obliga-
o exagerada, otro testimonio que relata el siguiente epi-
ra a su mayorazgo a restituir esta cantidad en caso de
sodio: estando Don Domingo enfermo en su residencia
que el matrimonio de Martín e Isabel no tuviera des-
de Sevilla, llegó su hijo que venía del Norte «a toda dili-
cendencia; Don Diego no obtuvo esta Real Facultad,
gencia» al saber de la enfermedad de su padre, y la pri-
y Don Domingo quedó libre, asimismo, de su obliga-
mera reacción de éste fue la de no recibirle ­que para
ción.
qué venía, que se volviera y se fuera con Dios a su casa­
, y sólo lo hizo a ruego de las personas presentes, y sin
- Isabel de Avendaño, la viuda de Don Martín, afirma-
darle asiento, ya que fue recibido de pie.43
ba saber que su suegro se quería retirar del compromi-
so por dos razones: la ya mencionada de los 20.000
Por cierto, respecto a este último detalle, otros dos testi-
ducados;
gos presentados por J.Z. afirman haber visto en Sevilla
que Martín «delante de él [de su padre] estaba sin som-
«y lo otro, porque al dicho Domingo de Zavala le
brero, y no se sentaba, con ser casado, y Caballero del
parecía que esta testigo era prenda y persona que
Hábito de Santiago»;
no la podía mandar, ni tener tan sujeta como le
tuvo al dicho don Martín su hijo».45
«como persona que asistía muy de ordinario en
su casa del dicho Domingo de Zavala, conoció de
- Juan Martínez de Arriola, que había sido secretario del
él el grande enojo que tenía: porque le trataba [a
Almojarifazgo Mayor de Sevilla en la época en que era
su Administrador general Domingo de Zavala (y du-
su hijo Martín] con mucha sequedad, y el dicho
rante la cual, recordemos, Don Domingo había fun-
Don Martín le era muy obediente y sujeto. De
dado el mayorazgo, el 29-9-1612), señalaba como
suerte, que siendo Caballero del Hábito de San-
único motivo de la oposición de éste al matrimonio
tiago, y casado, no se sentaba, ni cubría delante
de su hijo, la pérdida del apellido Zavala que se pro-
de él. (...) Y el testigo conoció le tenía muy gran-
duciría, debido a la cláusula de las capitulaciones que
de miedo: porque queriéndose valer de su favor
­como hemos visto­ establecía la prioridad del apelli-
para con el dicho su padre, en cierto caso que ha-
do Avendaño.
bía de pedirle, le respondió: que por ningún caso
le pidiese favor con él, porque por el mismo caso
«El dicho Domingo de Zavala consideró (...) que
no lo haría».44
con el casamiento con la dicha doña Isabel, se per-
dería la memoria de su casa».46
Todo lo anterior fue rechazado por los testigos de D.Z.A.
En el mismo sentido se manifestó Catalina de Isasaga
En lo que hace a las relaciones humanas, y más tratán-
(tía de Francisca de Isasaga, la madre de Juan de Zava-
dose de un juicio entre partes, nos movemos en campo
la),47 citando lo que le dijera Doña Magdalena, la mu-
tan pantanoso que preferimos no aventurar cuál de ellas
jer de Don Domingo:
tenía razón, todavía más si no hay testimonios suficien-
temente concluyentes (no había otras «pruebas», en ge-
«La razón que para ello hubo, y porqué se sustra-
neral, que los supuestos recuerdos de terceras personas,
jo y retiró el dicho Domingo de Zavala de las plá-
ticas de aquel casamiento, fue, según la mujer le
muy vagos, y por supuesto, contrapuestos entre sí), aun-
refirió a la testigo, por haberse arrepentido el di-
que, personalmente, pensamos que lo más probable es
cho Domingo de Zavala, de haber puesto condi-
que la verdad estuviera en un cierto término medio ­no
ción en la dicha escritura de capitulación, que el
serían relaciones tan permanentemente malas como se
dicho don Martín se llamase el apellido de Aven-
afirmaba, sin duda cargando las tintas, por una parte, ni
daño, primero que Zavala, lo cual sintió por pun-
las perfectamente correctas y tranquilas, como si nada
to de honor».
hubiera ocurrido, que se pretendía por la otra­.
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