3.6. La vida familiar y el mayorazgo
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- «Sabed que teniendo consideración a los muchos, continuos y agradables servicios que
Domingo de Zavala del dicho nuestro Consejo de Hacienda ha hecho al Rey mi señor que
esté en gloria [Felipe II] y a mí, por más tiempo de cuarenta y seis años, en la dicha plaza y
en otros oficios y ocupaciones de mucha confianza, calidad e importancia, empleándose en
todo con mucha utilidad y limpieza, y en la guerra derramando mucha sangre, gobernán-
dose con particular entereza y valor, muy a satisfacción de Su Majestad [Felipe II] y mía, y
que por hallarse de setenta años1 y con algunos corrimientos y otras indisposiciones que
proceden de heridas recibidas en la batalla naval de Lepanto, no puede asistir ni continuar
nuestro servicio, nos ha suplicado le demos licencia para recogerse a su casa, lo habemos
tenido y tenemos por bien, y se la concedemos».
Real Cédula del Rey Felipe III concediendo a Domingo de Zavala licencia para retirarse a
su casa jubilándose de su asistencia al Consejo de Hacienda (Valladolid 2-7-1603).
- «Sirvió [el testigo] al dicho Domingo de Zavala en el discurso de ocho años, así en Ma-
drid, como en Villafranca, y otras partes donde anduvo, y en todas ellas vió que los dichos
don Martín de Zavala su hijo, y doña Magdalena su mujer [de Don Domingo], le traían
muy grande respeto (...); y en particular sabe que el dicho don Martín de Zavala traía al
dicho su padre tan grande respeto, que tiene para sí, que condescendería con su voluntad,
en todo lo que le mandara, sin contradecirlo, porque fue [Domingo de Zavala] una perso-
na de gran valor y severidad».
Testimonio de Juan de Berroeta, vecino de Ezquioga, testigo por la parte de Juan de Zavala
en el pleito del mayorazgo.
- «Le trató [el testigo] muy de ordinario como ministro suyo, y sabe que el susodicho
[Domingo de Zavala] para las cosas de honra y puestas en mucha razón, y que se cumpliese
el servicio de Dios y del Rey, tenía condición rigurosa, y áspera, porque si no se hacía y
guardaba razón en todas las cosas que ejercía, era persona muy rigurosa, pero muy blando
y suave con los que trataban verdad, y querían justicia, y razón».
Testimonio del escribano Marcos García, antiguo servidor de Don Domingo en Madrid y
en Sevilla, testigo por la parte de Domingo de Zavala y Aranguren en el pleito del mayoraz-
go.
- «En particular el dicho don Martín de Zavala su hijo, le tuvo al dicho Domingo de Zavala
su padre tan grande miedo y respeto, que en ninguna manera se atrevería a contradecirle
cosa que le mandara, aunque fuera muy injusta, por el grande miedo y respeto que le tenía
a su condición, que la tenía muy áspera: (...) de manera, que el dicho don Martín delante
del dicho su padre, con estar casado, y ser hombre de 28 años, no osaba alzar la cabeza, y la
testigo fue enterada de personas de crédito, que el mismo miedo y respeto le tenía la dicha
doña Magdalena su mujer, por lo cual la susodicha y don Martín su hijo no pudieran
rehusar el otorgar cualesquier escrituras, y cosas que les pidiera».
Testimonio de Isabel Ángela de Avendaño y Beaumont, viuda de Martín de Zavala, señora
de Villarreal de Álava, testigo por la parte de Juan de Zavala en el pleito del mayorazgo.
- «Sabe [el testigo] que por ser [Domingo de Zavala] hombre mayor, y viudo, y vivir cuerda
y limitadamente, con poca ostentación y poco gasto, y no pagar alquiler de casa, porque
vivía en los Alcázares Reales en el tiempo que estuvo en Sevilla, le parece y tiene entendido
parapor cosa cierta y sin duda, que no tenía de gasto más de hasta mil ducados, y que
ahorraría todo lo demás».
Testimonio del mercader vizcaíno Martín de Larralde, testigo por la parte de Domingo de
Zavala y Aranguren en el pleito del mayorazgo.
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Con más precisión, eran 67 años.
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