Domingo de Zavala. La guerra y la hacienda (1535-1614)
En el lado de la epístola se abren dos capillas de patrona-
Capilla de Santa Catalina
to, la de San Miguel y la de Santiago y San Gregorio. En
el lado del evangelio, una capilla más, bajo la advocación
Si hemos de creer lo que nos cuenta una tradición respe-
de Santa Catalina.
table, la primitiva Ordizia se configuró en torno a la Igle-
sia de San Bartolomé. De este primer núcleo no queda
Dentro del templo es grande el contraste que ofrecen las
resto, la acción del hombre y el transcurrir del tiempo los
piedras de sus muros. En el testero o presbiterio, de plan-
ha borrado. La iglesia de San Bartolomé fue destruida en
ta y alzada poligonal, encontramos aparejo de bella sille-
1813 por la tropas de Napoleón, reconstruyéndose en
ría. El resto de los muros, es en buena parte de mampos-
1885 en el mismo lugar tal y como la encontramos en la
tería. Esta asimetría y variedad en los muros es historia
actualidad.
plástica de los avatares por los que pasó la parroquia a lo
largo de los muchos años que fueron necesarios para ter-
No sabemos con exactitud de cuando data la menciona-
minarla. Se ve que periodos de cierta euforia permitieron
da iglesia (¿S-XII?). Lo cierto es que a fines del siglo XIV,
el empleo de materiales nobles y buenas labras, y que,
había sido sustituida por la parroquia de Santa María,
por el contrario, días de mayor penuria y el ansia de con-
pues en ésta se celebraban las reuniones del ayuntamiento
tinuar y terminar la obra, indujo a emplear mampostería
en 1399. Esta iglesia, al igual que otros muchos templos
con inclusión en ella de piedras de variado aspecto, con-
de la geografía vasca, fue reedificada en el siglo XVI, para
sistencia y dimensiones.
lo que se aprovecharon, como base y cimentación, parte
de las murallas que cercaban el primitivo núcleo ordizia-
En esta gran construcción existen restos de la primitiva
no.
iglesia de San María, que revelan haber sido construía a
fines del siglo XIII o principios del XIV. Una puerta
Contribuyó el municipio a esta reedificación que se veri-
abocinada con cinco arcos apuntados; un bello arco
ficó en época en que la Villa perdía su significación mili-
gótico, que se presume fuera el triunfal de la pequeña
tar, por haberse logrado la pacificación de los bandos
iglesia, y una bellísima talla de Andra Mari, que enton-
oñacino y gamboino, y haber desaparecido todo temor
ces ya hasta muy avanzado el siglo XVII debió de ocu-
de guerra por parte de Navarra. Su construcción fue obra
par el testero como titular de la parroquia.
de larga duración ­interrumpiéndose los trabajos en dos
ocasiones debido a devastadores incendios­, que conclu-
Se decía en tono despectivo que la iglesia parroquial de
Ordizia era una de las más anodinas de Guipúzcoa. Sin
ye en torno al año 1580.
embargo como consecuencia de las acertadas y meticu-
A lo largo del siglo XVIII se ejecutaron obras de impor-
losas obras de restauración efectuadas en la misma ­in-
tancia en la iglesia como la construcción de la torre-cam-
auguradas el 26 de julio de 1969­, llevadas a cabo gra-
panario ­obra ejecutada entre los años 1779 y 1802­ ,
cias a la intuición, perspicacia, sabiduría y tenacidad del
según traza de Francisco Ibero que vino a sustituir a la
entonces párroco don Joaquín Bermejo, que contaron
anterior que amenazaba ruina; la ampliación de la sacris-
con la dirección experta del arquitecto restaurador don
tía en 1751; y la construcción de la sillería del coro entre-
Manuel Urcola, se descubrieron y rescataron creaciones
gada en 1796. El espacioso pórtico de la iglesia es obra de
de un merito insospechado que se encontraban ocultas
1887.
bajo espesas capas de barniz, pintura, argamasa y esca-
yola. No podemos olvidar que esta esplendida realidad
La iglesia de Santa María es originariamente de planta de
que hoy observamos, es el precioso legado que hemos
salón, con ábside ochavado. Presenta dos capillas latera-
recibido de los pocos más de quinientos ordizianos que
les, una a cada lado, como si fueran brazos de un crucero,
habitaban la Villa cuando, a lo largo de casi un siglo, y a
pero esto obedece a una reforma del templo, por la cual
costa de grandes sacrificios, edificaron la iglesia, y de los
se convirtieron en capillas los enterramientos de algunas
que luego la «vistieron» y enriquecieron con cariño y ge-
familias.
nerosidad, entre los que ocupa lugar preeminente Do-
mingo de Zavala.
Las cuatro bóvedas sobre los tramos son de crucería muy
sencilla, limitándose la primera después de la capilla ma-
Ciertamente la restauración se reveló como un cajón de
yor, a sólo los nervios diagonales con cuatro bellos meda-
sorpresas y posibilitó, merced al fructífero trabajo de in-
llones; los otros tres tramos llevan terceletes y ligaduras
vestigación del propio Joaquín Bermejo, rescatar del ol-
que unen todas las claves secundarias con la principal.
vido dos obras de extraordinario valor artístico que se
encuentran en la Capilla de Santa Catalina, en la que
Como la última parte que se reedificó fue la capilla ma-
yacen los restos del fundador de la misma y del mayoraz-
yor, su bóveda presenta crucería más complicada; forma
go de su apellido, don Domingo de Zavala, fallecido el
una estrella y en torno a su núcleo central, los comba-
25 de noviembre de 1614, el mismo día de Santa Catali-
dos curvos, alternando su parte convexa con la cóncava,
na: El Cristo de Zavala y el lienzo del Martirio de San-
forman una corona. Este trenzado de nervios da lugar a
ta Catalina.
trece claves, todas ellas cubiertas por rosetones En los
La Capilla de Santa Catalina es obra de Pedro Leizaola,
núcleos de los mismos encontramos sendas tallas muy
maestro cantero vecino de Asteasu. Por escritura de 13
finas en madera, destacando la central en la que figura
de mayo de 1610 don Juan Ochoa de Isasaga en nom-
el resucitado erguido junto al sepulcro.
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