Domingo de Zavala. La guerra y la hacienda (1535-1614)
Una detenida observación de esta pintura nos revela la
decapitarla, de la herida salió leche y no sangre. Los ánge-
cuidada ejecución en el dibujo, la limpieza de sus formas
les transportaros su cuerpo al monte Sinaí, donde se le-
y una sensibilidad artística próxima a la de Giovanni Ba-
vanta un monasterio en su honor.
glione (ca 1566-1643) en Roma. En la desnudez de Cris-
Pues bien, la escena que Gui Romano representa en el
to se evidencia un estudio de la musculatura y una morbi-
cuadro, es el instante en que Santa Catalina, momentos
dezza que lo acercan a las obras del último Miguel Ángel,
antes de ser martirizada con la rueda incrustada de cla-
así como una iluminación de carácter caravaggiesco. Es-
vos y cuchillas, mirando al cielo implora al Señor, que
tas características, junto a otros detalles en el juego de
envía un grupo de ángeles armados con espadas, que des-
cabezas de los personajes, relacionan directamente esta
trozan la rueda y causan la muerte a todos los verdugos.
obra con el Entierro de Cristo y con Cristo atado a la co-
El eje central de la composición es la imagen de Santa
lumna que se conservan en el monasterio de San Isidoro
Catalina desnuda de medio cuerpo, que queda rasaltada
del Campo de Santiponce, que se cree con absoluta con-
por un potente haz de luz de clara raíz caravaggiesca, y
vicción que son obra de Juan Gui Romano.
que con bello y elegante escorzo se apoya en los restos de
Llegados a este punto, reconocidas la importancia y cali-
la rueda atributo de su martirio. A sus pies los musculo-
dad de Gui Romano como artista, y analizadas las carac-
sos cuerpos decapitados de sus verdugos se entremezclan
terísticas de su obra sevillana, nos centraremos en el her-
con los restos de la rueda destruida. En la parte superior,
moso cuadro del Martirio de Santa Catalina que Do-
en el cielo, los ángeles sonrientes se acercan a la Santa que
mingo de Zavala, conocedor de la obra del maestro, en-
les mira con delicada dulzura, y más arriba la imagen del
cargó en Sevilla a Gui Romano para enriquecer la capilla
Creador confundido entre nubes, con gesto fiero llevan-
que había mandado construir en la iglesia parroquial de
do en una de sus manos una corona, también atributo
su villa natal. Para interpretar la obra nos será de gran
del martirio, que alude a la estirpe real de Santa Catalina.
ayuda trazar una semblanza de la Santa de Alejandría.,
En un segundo plano, en ventana abierta por un fuerte
que por su interés atrajo la atención de un buen número
contraste de luz, aparece un grupo de soldados con varios
de pintores de diferentes épocas y estilos como Julián
caballos al mando del emperador Majencio que acepta
Gallego, Van Eyck, Veronés, o Rafael que la han repre-
impotente la descomunal fuerza del Señor. Y en la mis-
sentado desde perspectivas iconográficas muy diversas.
ma ventana, aunque más al fondo, la propia Santa Cata-
lina vestida con blanca túnica reza al Señor acompañada
Según la leyenda, Santa Catalina, fue una joven de estir-
por un grupo de creyentes.
pe real, que desde niña recibió una sólida educación.
Cuando hacia el año 310 el emperador Majencio fue a
Este Martirio de Santa Catalina define perfectamente
Alejandría, ordenó a todos los súbditos a ofrecer sacrifi-
la personalidad artística de Gui Romano, y tanto en la
cios a los dioses. Catalina, que tenía dieciocho años, en
iluminación de filiación caravaggiesca como en el mo-
vez de sacrificar hizo la señal de la cruz. Majencio ordenó
delado, el dibujo, la musculatura, y los ángeles ­tipolo-
conducir a la joven a palacio. Aquí le pidió que sacrificase
gía exacta a los que encontramos en el Cristo atado en la
pero ella se negó, invitando al emperador a un debate. El
columna de Santiponce­, participan de los mismos pos-
emperador la escuchó desconcertado y al no tener argu-
tulados estilísticos que las obras del mismo autor ante-
mentos para replicarle, la retuvo como prisionera en su
riormente comentadas. Novedosa y excepcional dentro
palacio, e hizo llamar a los más famosos sabios del impe-
de la iconografía religiosa española es la figura de Santa
rio para que discutiesen con ella. No sólo no la conven-
Catalina que bien pudiera ser el primer desnudo que se
cieron, sino que convertidos por Catalina, fueron conde-
representa en un cuadro de esta naturaleza, si exceptua-
nados a muerte. El emperador volvió a intentarlo, pero
mos el cuadro del mismo título realizado por Julián Ga-
al no lograrlo, ordenó flagelarla y encerrarla en prisión,
llego hacia 1470 siguiendo los cánones del más puro
donde fue alimentada por una paloma y visitada por Cris-
estilo hispano flamenco.
to y los ángeles. También la emperatriz fue a verla en
Por desgracia, la acumulación de polvo sobre la superfi-
compañía del general Porfirio y doscientos soldados. A
cie y la oxidación del barniz protector, han oscurecido
todos convirtió Catalina. El emperador, furioso, volvió a
la tonalidad cromática de la obra alterando y degradan-
plantearle el dilema. Ofrecer sacrificios a los dioses o morir
do el color original de la misma. Por otra parte el sopor-
entre torturas. Al no conseguir su objetivo, hizo cons-
te presenta diversos abombamientos, especialmente en
truir un instrumento de tortura consistente en unas rue-
el lateral izquierdo, que de persistir pueden producir
das provistas de agudísimos clavos y cuchillas que destro-
pérdidas de película pictórica. Por todo ello, y dada la
zarían su cuerpo. Catalina no se dejó intimidar, rezó y las
calidad de la obra, sería conveniente realizar las oportu-
ruedas saltaron en mil pedazos, provocando la muerte de
nas gestiones para que alguna institución especializada
sus verdugos. La emperatriz recriminó al emperador su
asumiera el compromiso de restaurarla, devolverle el
crueldad, pero al declarar que se había convertido a la fe
cromatismo original, y esta forma recuperar este valioso
cristiana ordenó que le amputaran los pechos, y le corta-
patrimonio artístico, al igual que se ha hecho reciente-
ran la cabeza. También Porfirio fue decapitado con sus
mente con la Andra Mari y el retablo de San Gregorio de
doscientos soldados. Catalina fue sometida a la misma
esta misma parroquia.
pena. Antes de recibir el golpe mortal elevó a Dios una
oración y fue escuchada inmediatamente por el Señor. Al
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